RELIGIÓN
Pureza de María Bogotá
Un nuevo curso comienza y yo seré tu Director técnico. SÍ!, eres de mi equipo, de la Iglesia. A lo largo del año te iré acompañando para que aprendas cómo debes vivir, para que sigas mis enseñanzas y para que des testimonio de mí ante todos los demás
Introducción
¡Wao! Que Jesús sea el Director técnico de nuestra vida es un privilegio que debemos agradecer. Que Él nos enseñe cómo debemos vivir para ser sus testigos nos debe llenar de alegría. A lo largo del año iremos recordando su vida y aprendiendo nuevas cosas sobre Él. Estudiaremos también lo que nos enseñó por medio de parábolas, los milagros que hizo, los amigos que tuvo, las personas que a lo largo del tiempo le han conocido y han dado testimonio de Él y de su amor. ¿Preparado?
I. JESÚS, EL ENVIADO DE DIOS PADRE
Cuando vamos a celebrar un acontecimiento importante normalmente nos preparamos para ello y cuando se llega el momento decimos “llegó la hora”. A Jesús le pasa lo mismo. Dios Padre le envía a la tierra para cumplir una misión: Decirnos que Dios es nuestro Padre y lo que debemos hacer para vivir como sus hijos. Nació como uno de nosotros, creció en un pequeño pueblecito, aprendió un oficio, compartía las costumbres de su gente… Y llegó la hora de comenzar su misión!
1. El bautismo de Jesús.
Hasta los treinta años Jesús vivió en Nazaret como un vecino más, realizando el oficio que ha aprendido de su padre José. De hecho, la gente lo conoce como “el hijo del carpintero”. Nada hace pensar que pueda ser el Hijo de Dios.
Pero al cumplir los 30 Jesús comprende que ha llegado su hora: recoge algunas de sus cosas, se despide con cariño de su madre (José probablemente ya ha muerto para este entonces) y sale en busca de su primo Juan, el hijo de Isabel, ¿lo recuerdas? Sí, aquél que saltó de alegría en el vientre de su madre cuando María fue a visitarlos… Pues bien, a ese Juan, que ahora ya es un hombre como Jesús, sale a buscar.
Jesús lo sabe bien, como lo sabe prácticamente toda la gente de los alrededores. Y es que hace ya un tiempo que Juan se ha instalado junto al río Jordán; allí pasa los días, invitando a la gente a prepararse para recibir al Mesías que, según él, ya ha llegado. Lo que la gente no sabe es que ese Mesías no es un rey poderoso, alojado en un palacio, ni un fuerte soldado del ejército. Ese Mesías del que habla Juan es nada menos que Jesús, el carpintero de Nazaret…
A aquellos que se arrepienten de sus pecados, Juan los bautiza en el río, y les anima a hacer el bien. El bautismo de Juan es un bautismo llamado de “conversión”: el que lo recibe, promete convertirse en una mejor persona, cambiar de vida, empezar a hacer lo que Dios quiere. Ese es su significado. Por eso, todos los que sienten el corazón triste a causa del pecado, acuden a él con la esperanza de que el agua que reciben les limpie por dentro y los deje preparados para recibir al Mesías cuando llegue.
Entonces sucede algo extrañísimo… Jesús, como uno más, se pone en la fila de los pecadores, dispuesto a recibir el Bautismo de Juan. ¿Jesús? ¡Pero si Él no tiene pecados! ¿Qué hace ahí? ¿Qué dirá Juan cuando lo vea? Si quieres saberlo, lee las viñetas que tienes a continuación…
2.Comienza la vida pública de Jesús
Jesús se retira al desierto, en la región de Galilea, movido por el Espíritu Santo. Acaba de escuchar unas palabras importantísimas de parte de Dios, que le llamaba “su Hijo amado”, y necesita un tiempo para meditarlas, para asimilarlas, para descubrir lo que eso significa. Allí, en el desierto, pasa Jesús 40 días sin comer ni beber. Al final de esos 40 días, cuando ya está fatigado, débil… recibe una visita desagradable. Para descubrir quién le visitó, continúa leyendo…
3. Los amigos de Jesús
Para que le ayuden a anunciar el amor de Dios, Jesús elige a doce hombres, a los que llamará “apóstoles” (es decir, “enviados”). Podría haber elegido a gente poderosa, rica, importante… Si así lo hubiera hecho, seguro que todos le habrían escuchado. Pero Dios, como sabes, piensa de otra manera, y elige en cambio a los pobres, a los sencillos, a los que no son importantes para nadie… La mayoría de ellos son pescadores, aunque también hay algunos con un oficio diferente, como Mateo, que se dedica a recaudar impuestos para los romanos.
Los Doce apóstoles son sus mejores amigos, con quienes Jesús comparte los pensamientos y sentimientos más íntimos de su corazón, y ellos le siguen y lo acompañan a todas partes. Jesús quiere formarlos pues son ellos los que van a dar testimonio luego de que Jesús regrese al cielo. Recordemos cómo comenzó a formarse el grupo de discípulos:
4 Jesús nos ama hasta el extremo.
Cuando alguien te ama, lo demuestra. Piensa en tus padres, ellos se sacrifican para cuidarte y darte lo mejor. Si alguien te dice que te quiere pero no te cuida, se protege o te defiende, es posible que ese cariño no sea verdadero. Jesús nos ama y nos lo demuestra… Hasta va a dar la vida por ti y por cada uno de nosotros. Recordemos la última semana de la vida de Jesús. Esta última semana la conocemos como la SEMANA SANTA, porque en ella descubrimos el misterio más grande del amor de Dios y de su deseo de salvar a los hombres. La semana santa la celebramos generalmente en los meses de marzo y/o abril… Si les parece, vamos a ir repasando los días más importantes de esta última semana de Jesús…
a. Domingo de Ramos
Cuando un rey, o el presidente de un país visita otro país, las autoridades y miles de personas salen a las calles y lo saludan con pancartas, banderitas y hasta flores. Y a veces se sube a un coche descapotable muy elegante para que todos puedan verlo desde lejos ¿verdad que sí? Bueno, algo parecido le sucedió a Jesús este día…
Como ves, lo recibieron como a un rey, aclamándolo con cantos, con ramas de palmera y de olivo, alfombrando el camino… Y sin embargo, muy pronto cambiarían de opinión…
Del lunes al miércoles Jesús y sus apóstoles estuvieron alojados en Betania con sus amigos Lázaro, Marta y María.
b. Jueves santo
El jueves Jesús volvió a Jerusalén, y quiso tener una cena con sus discípulos, pero como no tenía casa en esa ciudad, tuvo que pedir prestada una sala grande y alfombrada para poder reunirse con ellos. Antes de cenar, Jesús tomó un barreño con agua y una toalla. Él era el Señor, pero aun así se arrodilló y les fue lavando los pies a sus doce amigos, pues estaban muy sucios de tanto caminar por las calles polvorientas. Este era un trabajo que hacían los esclavos. Con este gesto Jesús les enseñó lo que significa amar y servir a los demás. Y les dio un mandamiento nuevo: “Ámense unos a otros como Yo les he amado”. Después de esto, empezó la cena. Jesús le dijo a Pedro que él lo negaría afirmando que lo conocía, aunque en ese momento le asegurara que estaba dispuesto a defenderle. También les anunció que uno de ellos le iba a traicionar y llegaría a entregarlo para que le mataran:
Después de cenar, Jesús invitó a sus amigos a dar un paseo por el Huerto de los Olivos. Era una noche oscura y triste. Jesús se sentía angustiado ante la cercanía de su muerte…
En casa del Sumo Sacerdote juzgaron a Jesús, buscando testigos falsos que lo acusaran, y decidieron entregarlo al día siguiente a los romanos para que lo crucificaran. Esa noche la pasó Jesús en el calabozo, mientras los soldados se burlaban de él y le pegaban bofetadas:
c. Viernes santo
A la mañana siguiente, el viernes, se lo presentaron al gobernador romano: Poncio Pilato. Pilato se dio cuenta de que Jesús no merecía la muerte. Cuando se enteró de que era Galileo, lo mandó a Herodes para que lo juzgara él pues no quiso:
d. Sábado santo
El sábado es un día de silencio, de dudas, de crisis. Jesús ha muerto y está enterrado. Los discípulos se sienten decepcionados y todos, menos Juan, han huido. María está muy triste, aunque no pierde la confianza… ¿será verdad lo que dijo Jesús acerca de la Resurrección? Pronto lo sabrán.
e. El Domingo de pascua…¡Resucitó!
Como ya sabes, el día de Pascua ya era un día importantísimo para los judíos: era el día en que celebraban que Dios, por medio de Moisés, los había liberado de Egipto cuando eran esclavos, ¿lo recuerdas? Cada año hacían una gran fiesta para conmemorar tan gran acontecimiento.
Pues bien, ese mismo día sucedió el acontecimiento más grande de la historia: Jesús, que había muerto de verdad en la Cruz, que había sido enterrado en el sepulcro… después de tres días, ¡resucitó!. En el tercer tema de este libro estudiaremos más a fondo la resurrección de Jesús.
Recordemos lo que significa PASCUA, lo que celebran los judíos en la Pascua y lo que hoy celebramos los cristianos:
PASCUA = PASO
PASCUA
Judía
Los israelitas pasaron de la esclavitud a la libertad, gracias a Moisés y al poder de Dios. Atravesaron el mar Rojo y llegaron a la tierra prometida.
PASCUA
Cistiana
Jesús pasa de la muerte a la vida. Ahora vive para siempre y ya no muere más. Jesús nos ha salvadocon su vida, muerte y resurrección.
Te invito a que me acompañes a lo largo de mi vida pública. Caminarás conmigo por los pueblos de palestina, oirás mis enseñanzas y verás mis milagros. Quiero que aprendas a ser mi testigo en el mundo. En este capítulo voy a contarte lo que he enseñado para que puedas ser mi testigo en el mundo y construyas el Reino perteneciendo a mi Iglesia..
II. JESÚS, EL MAESTRO
A lo largo de su vida pública, Jesús nos enseñó muchas cosas con su vida y con su predicación. Cuando recorría los pueblos iba anunciando que el Reino de Dios ya estaba con él: el Reino del amor, del perdón, de la generosidad, de la sencillez… Es decir, un mundo en el que Dios es el rey, y cuya única ley es la del amor.
A este mensaje de bondad y esperanza se le llama la “Buena Noticia”: ¡Dios es un Padre bueno, nos ama y nos salva!. Sí, Jesús enseña a todos cómo es Dios, cómo es su Reino, qué debemos hacer para ser sus testigos. Sus enseñanzas siguen presentes y actuales para nuestra vida y para el mundo de hoy:
1. Las enseñanzas de Jesús
La gente se reunía alrededor de Jesús: todos quieren escuchar lo que dice porque habla de Dios con palabras nuevas. Se forman multitudes que le siguen allí donde va, para escuchar su palabra. Jesús llama también a algunos hombres para que le sigan y den testimonio de lo que Él les enseña. A estos seguidores se les llama “discípulos”.
a. Jesús nos enseña que Dios en nuestro Padre.
Jesús, tiene muchos amigos y disfruta estando con ellos. La mayor parte del tiempo, sin embargo, se lo pasa yendo de pueblo en pueblo, anunciando el Reino de Dios, curando a los enfermos, resucitando a los muertos, perdonando a los pecadores, acogiendo a los pobres, enseñando a sus discípulos, dando testimonio del amor de Dios… Pero lo que más le gusta a Jesús es orar, hablar con su Padre Dios. Como durante el día no le queda tiempo (casi no tiene tiempo ni para comer), lo hace por la noche, en lugares apartados, tranquilos, donde nadie le moleste.
Un día sus discípulos le piden: “Enséñanos a orar como tú” y Jesús les enseña esa oración tan bonita que ya conoces: el Padrenuestro. Jesús nos enseña a confiar en Dios como lo hacemos en nuestro padre y nuestra madre, porque así es Él: un Padre bueno que nos ama y nos cuida, y a quien podemos orar con confianza.
b. Jesús nos enseña sobre Reino de Dios.
La gente pensaba que ese Reino sería como el de un rey poderoso, pero Jesús les explica su verdadero significado:
El Reino de Dios consiste en amar a Dios sobre todas las cosas y amar a los demás, especialmente a los más necesitados, como Dios los ama. El Reino de Dios es vivir como vivió Jesús y dar testimonio de su amor. El Reino de Dios se construye con las acciones diarias.
Para explicar a todos lo que es el Reino de Dios, Jesús utilizaba parábolas. Las parábolas de Jesús son unas historias o comparaciones que inventaba, y con ellas explicaba lo grande y valioso que es el amor de Dios. Lo hacía así porque en su país les gustaban mucho los cuentos y los recordaban mucho mejor que los discursos.
c.Jesús nos enseña a amar.
Las enseñanzas de Jesús no se limitan a las parábolas. También da consejos, anima a confiar en Dios, habla de la importancia de amarse unos a otros (incluso a los enemigos), de perdonar, de compartir, de ser humildes… Te propongo a continuación unos pasatiempos en los que descubrirás algunas de estas enseñanzas de Jesús.
d.Jesús nos enseña que los niños son importantes.
A Jesús también le encanta estar con los niños, jugar con ellos, abrazarlos, bendecirlos… Una vez que estaba Jesús hablando a la gente, se le acercaron unas mujeres con sus hijos para que Jesús los bendijera. Los apóstoles, enfadados, reprendían a las mujeres diciendo: “No molesten al Maestro”. Pero Jesús dijo: “Dejen que los niños se acerquen a mí, no se lo impidan, pues de los que son como ellos es el Reino de Dios”. Y, abrazando a los niños, los sentaba en sus rodillas y les bendecía.
e.Jesús nos da un programa de vida: las bienaventuranzas
Las Bienaventuranzas nos presentan el programa de vida del Evangelio que todos los cristianos debemos seguir para participar de la felicidad o Bienaventuranza del Reino de Dios. Por eso las Bienaventuranzas son la Buena Nueva, es decir el anuncio de la alegría y del triunfo del Reino de Dios.
Pero en muchas ocasiones lo que vemos en el mundo que nos rodea es muy opuesto al programa de vida que Jesús nos precisa en ellas. Jesús nos enseña que únicamente conseguiremos la perfección y la felicidad si imitamos y seguimos las enseñanzas que nos da en las bienaventuranzas. El siguiente pasaje bíblico nos permite conocerlas:
2.Pasó por el mundo haciendo el bien
Jesús no sólo anuncia el Reino de Dios con sus palabras, sino también y sobre todo con sus acciones, con sus gestos… Jesús cura, acaricia, perdona, abraza, levanta, celebra, acompaña, comparte, sonríe, consuela… Los milagros de Jesús son acciones asombrosas que nos hablan del amor que nos tiene, de su preocupación por los hombres, del cuidado por cada uno de nosotros. Son la prueba de que el Reino de Dios ya está aquí. Son una manera de testimoniar el poder que Jesús tiene.
a.Se preocupaba por los enfermos…
Jesús, como sabes, ha venido sobre todo para estar con los más necesitados, con los que más sufren, los que están marginados… y transmitirles la Buena Noticia del Reino de Dios, de su amor. Dentro de este grupo están los enfermos: además del sufrimiento y del dolor físico que sienten, son despreciados por los demás porque creen que su enfermedad es un castigo de Dios, y además temen que puedan contagiarles. Y por eso se alejan de ellos. Pero Jesús no; Él se acerca a los enfermos, los toca, los bendice, los cura… Y por eso cada día hay más y más enfermos que acuden a Él.
b. Hace otros milagros
Pero Jesús no solo cura… sino que también hace otras acciones sorprendentes como detener tormentas, caminar por encima del agua… ¡Incluso multiplicar el pan, haciendo que de 5 panes puedan llegar a comer más de 5000 personas! Y lo más alucinante: ¡Puede resucitar muertos!
Pero la curación más milagrosa… no es la del cuerpo, sino la del corazón. Jesús quiso siempre estar cerca de los pecadores para acercarlos nuevamente al corazón de Dios. Esto hizo que Jesús tuviera muchos enemigos (los que pensaban que Dios era sólo para los buenos), pero a Él nunca le importó. Para Él lo importante siempre eran las personas, todas las personas, sobre todo las que más lo necesitaban. Te voy a contar la historia de Zaqueo…
En otro momento Jesús perdona también a una mujer pecadora, a quien los judíos querían matar tirándole piedras…
A una persona como Jesús era muy fácil quererla por eso no es de extrañar ni que le buscara la gente para estar con él ni que tuviera muchos amigos.
c. Jesús funda la Iglesia
Para continuar haciendo el bien Jesús funda la Iglesia, la comunidad de los que dan testimonio de Jesús. Los primeros en formar parte de ella fueron los apóstoles y todos los que se bautizaron. Hoy todos nosotros estamos invitados a formar parte de esta gran familia. Todos los niños y niñas del mundo somos bendecidos y, desde nuestro bautismo, formamos parte de la Iglesia, del Pueblo de Dios y estamos invitados a caminar juntos en la fe, a alabar a Dios y a servirle en nuestros hermanos, especialmente en aquellos más necesitados. Así daremos buenos frutos, llevando el mensaje de Jesús a otros e invitándoles a conocer su Palabra. Los niños podemos orar en los grupos que se organizan y ver cómo compartimos y vivimos la fe.
Es por ello, que en nuestras familias todos somos Iglesia. Así nos lo dice el Catecismo de la Iglesia Católica cuando afirma que las familias creyentes son muy importantes, son como un faro que ilumina a todos los que están a su lado. En el seno de la familia, los padres han de ser para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo, siendo de esta manera, una iglesia doméstica que ora y da gracias, con el testimonio de una vida santa, viviendo en el amor manifestado en obras (cfr. CIC # 1656-57)
Hoy muchos niños participan en la catequesis de Primera Comunión pero solo algunos siguen compartiendo la fe en sus familias y participando en la misa los domingos. Esto no debería pasar pues si en verdad queremos ser testigos de Jesús debemos acudir a la Iglesia que es la familia de Dios.
Nos queda claro, entonces que entendemos por Iglesia no solo los edificios sino lo realmente importante, LA COMUNIDAD DE CREYENTES EN JESÚS que tenemos la misma fe, celebramos los mismos sacramentos, y estamos unidos a Cristo.
Por medio de los Sacramentos participamos de la vida de la Iglesia y recibimos la gracia de Dios que nos fortalece y nos ayuda a ser santos. Los sacramentos de la Iglesia son 7: Bautismo, Confirmación, Penitencia (o confesión), Eucaristía, Orden sacerdotal y Matrimonio.
La Iglesia tiene como cabeza a Cristo y su representante en la tierra es el PAPA. Él nos orienta con sus enseñanzas y mensajes. Suele viajar a los diferentes países para alentarnos con su presencia. En Colombia hemos recibido hace poco del Papa Francisco.
Cada país cuenta con Obispos, que le ayudan al Papa en el cuidado de la Iglesia. Los Obispos tienen a su cargo una porción de la Iglesia que conocemos con el nombre de Diócesis.
Las Diócesis agrupan a diversas Parroquias y cada una de ellas está bajo el cuidado de los
Sacerdotes que son sus Párrocos.
Cada Parroquia está formada por una Comunidad que no es otra cosa que las personas y familias de la zona que se reúnen y de esta manera todos y cada uno de los cristianos puede celebrar su fe y crecer en ella. En cualquier parte del mundo en el que nos encontremos Dios nos cuida y nos ayuda a conocer más la fe para poder testimoniarla. Gracias a la presencia de la Iglesia, celebramos los sacramentos, compartimos momentos importantes como la cuaresma, la pascua, el adviento, la navidad. No estamos solos en las dificultades ni en la pérdida de nuestros seres queridos. Nos reunimos para rezar las novenas y para alegrarnos por el matrimonio de las parejas o la llegada de una nueva vida. ¿No te parece esto maravilloso?
Mira con atención el siguiente gráfico para que comprendas lo que estamos diciendo:
Recordemos que la palabra Iglesia podemos entenderla de dos maneras:
-
Como la Comunidad de todos los que creemos en Jesús que nos reunimos en su nombre, tenemos una misma fe, celebramos los mismos sacramentos, tenemos al papa como representante de Cristo en la tierra. Este concepto ya lo hemos estudiado.
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También los lugares sagrados en los que nos reunimos para celebrar los sacramentos los llamamos iglesia. Es el momento para saber un poco más de la iglesia como edificio, como templo. Mira el gráfico y luego identifica estas mismas partes en tu parroquia, en las iglesias a las que vayas y por supuesto en la capilla del Colegio.
A ustedes no les llama siervos, les llamo amigos. Los amo tanto que doy la vida por salvarlos. No teman, yo he vencido a la muerte y estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo…
III JESÚS DA TESTIMONIO DE VIDA.
Como vimos en el primer capítulo de este libro, luego de la muerte de Jesús en la Cruz Él, con su poder resucita, vence la muerta, en el día de Pascua y desde entonces nosotros celebramos este acontecimiento pues es muy importante, tanto que la celebración dura 50 días.
1. Las apariciones de Jesús
Las primeras en enterarse fueron un grupo de mujeres que iban al sepulcro con perfumes para embalsamar el cuerpo del Señor.
Encontraron el sepulcro vacío y unos ángeles les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? Jesús no está aquí: ha resucitado”. Sucedió también que…
Luego de resucitar, Jesús se aparece muchas veces. Quiere alentar a sus discípulos y demostrar su poder… Lee con atención el relato de los Discípulos que iban hacia Emaús, una ciudad cerca de Jerusalén:
Se apareció también a los demás discípulos. Una vez sin que estuviera Tomás y otra estando Tomás presente:
Luego de la Resurrección todos estaban felices… Sólo uno de ellos no lograba quitarse una pena de encima: era Pedro, que había negado tres veces a Jesús. Decidió ir a pescar y los demás decidieron acompañarlo. Cuando estaban en las barcas, Jesús se les apareció y además del milagro de la pascua, Jesús le dio la oportunidad a Pedro de decir por tres veces que le amaba. También le dijo que seguía confiando en él. Es una historia preciosa, léela con atención:
Jesús pasó 50 días apareciéndose a sus discípulos, dándoles ánimos, explicándoles su nueva misión… Después de esos 50 días, se les apareció por última vez y les dijo:
Y Jesús, tal como sabemos, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios Padre. ¡VIVE PARA SIEMPRE!
2. Pentecostés
Después de que Jesús subiera al cielo María y los apóstoles regresaron a Jerusalén a la espera de que Jesús cumpliera su promesa de enviarles el Espíritu Santo. Esta promesa se cumplió 10 días después, durante la fiesta de Pentecostés, y sucedió así:
Yo vencí a la muerte con mi resurrección. Desde ese día las puertas del cielo quedaron abiertas para todos y por ello, al morir físicamente tu alma y la de todos se reúnen conmigo en el cielo. ¿No es maravilloso?
Recuerda que lo último que dije a mis discípulos fue que dieran testimonio de mí. A ti también te lo digo hoy: ¡Ve y diles a todos lo que yo te enseño!
IV. EL MANDATO DE JESÚS
Luego de los 50 días de pascua en los que Jesús se apareció a sus discípulos les cita en un monte cerca de Galilea y se despide de ellos, dándoles este mandato: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que les he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».
Hoy también nos invita a cada uno de nosotros a ser sus testigo en el lugar en donde estamos y haciendo lo que hacemos PERO nadie puede ser testigo de Jesús si antes no ha tenido un encuentro personal con Jesús. Por definición, un testigo es alguien que ha visto u oído algo directamente, tiene conocimiento y pueda hablar de eso. Por ello para ser testigo de Jesús antes hay que tener un encuentro personal con Él, es decir que le debe conocer.
1. ¿Qué significa ser testigo de Jesús?
Ser testigo de Jesús es mucho más que haber oído el nombre de Jesús, incluso es mucho más que haber asistido alguna vez a una iglesia adonde se predique el nombre de Jesús. Para ser testigo de Jesús son necesarias estas tres cosas:
a. Conocer a Jesús
b. Dar testimonio de Jesús
c. Tener el Espíritu Santo
a. Conocer a Jesús
Conocer a Jesús es tener un encuentro con él y para ello
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Leemos los evangelios,
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Nos alimentamos de su Cuerpo y de su Sangre en la Eucaristía,
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recibimos su perdón al confesarnos con el sacerdote,
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oímos y cantamos canciones religiosas,
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vemos películas que nos cuentan su vida,
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pertenecemos a algún grupo pastoral como Foc,
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le hablamos en la oración, le visitamos en la capilla…
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Quien conoce a Jesús debe seguir sus consejos, es decir, vivir como él vivió. Sí, eso es difícil pero recuerda que Él nos dio su Espíritu para que nos ayude y nos de la fuerza y la valentía para lograrlo.
b. Dar testimonio de Jesús
Luego de conocer a Jesús es necesario contarle a los demás sobre Él. No se puede ser testigo de algo o alguien, cuando no se da a conocer a otros los hechos de los cuales se ha llegado a tener conocimiento. No se puede ser testigo de Jesús, cuando no se habla (con la vida y con las palabras) a otras personas sobre de Jesús.
¿Recuerdas que “ir al mundo entero y predicar el Evangelio” fue lo que les pidió Jesús a sus discípulos antes de subir al cielo?
Imagínate por un momento que los apóstoles se hubieran quedado callados, no conoceríamos a Jesús, no estaríamos en este colegio ni conoceríamos a nuestros amigos porque M. Alberta no se hubiera hecho religiosa, ni se hubiera hecho cargo del colegio, ni existirían las hermanas… Y esto es solo un pequeño ejemplo de lo que pasa si no comunicamos nuestra fe.
c. Tener el Espíritu Santo
Jesús les dijo a sus discípulos antes de su ascensión, “recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:8.
No se puede ser Testigo de Jesús sin haber recibido el Espíritu Santo. Jesús sabía que ellos por si solos no podrían hacer nada efectivo para el Reino de Dios. El cristianismo sin el Espíritu Santo no es más que una ideología. Pero gracias a la venida del Espíritu Santo, el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. (Ro. 1:16)
2. Testigos de Jesús
A lo largo del tiempo, desde que Jesús vino a la tierra hasta nuestros días, muchos han sido los hombres y mujeres que han dado testimonio con su vida y con sus obras. Te invito a profundizar en algunos de estos personajes para que veas que es posible ser cristiano en cada uno de nuestras situaciones.
a. María la primera en dar testimonio
La Virgen María es una persona llena de gracia de Dios, como lo dice el Ángel.
Era una muchacha como las demás de su pueblo. Conocía las Escrituras y sabía la promesa que Dios había hecho con su pueblo: Esperaba al Masías salvador pero no se imaginaba que ella sería la elegida hasta que un día un ángel le da la noticia. Recordemos los hechos, veamos cómo Dios se hizo presente en la vida de María y cómo ella se hizo la primera testigo del amor de Dios por los hombres:
Lo primero que hizo María, cuando el ángel Gabriel “la dejó y se fue”, como nos dice el Evangelio de Lucas, fue prepararse para hacer un largo viaje. Se le ocurrió ir a visitar a su prima Isabel, que vivía en el pueblecito de Ain Karim, muy lejos de Nazaret. Quería verla y hablar con ella, porque el ángel le había contado que también estaba esperando un hijo, aunque ella y su esposo Zacarías estaban ya un poco mayores.
El camino hasta Ain Karim era largo. Se necesitaban varios días para llegar; casi una semana. El viaje se hacía en caravanas, con otras personas; algunos ratos caminando y otros montados en camellos o en burros.
Cuando María llegó a la casa de Isabel, ella, que no la esperaba, se sorprendió mucho, y en su corazón sintió una gran alegría. El Espíritu Santo le iluminó el milagro que Dios Padre había realizado en María. Entonces Isabel llena de gozo, le dijo: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno…. ¡Feliz porque creíste que se cumplirían las cosas que te fueron dichas de parte de Dios!….” (Lucas 1, 42.45)
María, también muy alegre, respondió al saludo de Isabel con unas palabras muy bellas, que eran una oración. En esta oración María dio gracias a Dios por su bondad para con ella, y por haberla escogido para ser la mamá de su Hijo, aunque fuera tan sencilla y tan poco importante. “Mi alma alaba al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava…” (Lucas 1, 46-48)
María se quedó con Isabel y Zacarías algo más de tres meses. Durante este tiempo, María e Isabel oraban juntas, conversaban de lo que sabían de Dios y de su bondad y su amor para todos los hombres y mujeres del mundo, y preparaban la ropita y todo lo que se necesitaba para el nacimiento de Juan, a quien sus papás esperaban con gran gozo.
Después, María regresó a Nazaret, a su casa, para preparar también ella, todo lo que necesitaba para el nacimiento de Jesús, su hijo y el Hijo de Dios.
(Tomado de https://quevivalanavidad.wordpress.com/maria-y-su-prima-isabel/)
b. Los santos: testigos de Jesús en el mundo
Hemos hablado en el tema anterior que para ser testigo de Jesús se necesitan tres cosas: conocer a Jesús, dar testimonio de Él y tener al Espíritu Santo. Eso lo sabían bien nuestros amigos los santos y han tenido la gran suerte y valentía de tener estos tres aspectos tan importantes de un testigo. A lo largo de toda la primaria has conocido la vida de muchos santos y este año vamos a ver que muchos de ellos hasta dieron la vida por Jesús y por la fe en Dios. A estas personas se les conoce como Mártires.
Imagino que conoces a algún súper héroe. Sabes que ellos, que defienden a la gente y luchan por la justicia pero son imaginarios, no existen. Por el contrario, los santos son personas de carne y hueso que han luchado y dado testimonio del amor de Dios, Se han enfrentado a múltiples problemas y con la fuerza del Espíritu Santo han siempre vencido. Por esta razón, queremos conocer a alguno de ellos.
¿Quién es un Mártir?
¿Por qué crees que fueron capaces de hacer lo que hicieron?
En casa y con tus padres mira la película de San Maxímiliano Kölbe para luego hacer un cineforo sobre ella según se te indique.
https://gloria.tv/video/iBk4CeBiDtWR2J2qPtL3p6ZBG
En familia vas a investigar sobre el santo que te asignen, van a ver cómo esta persona conoció a Jesús y dio testimonio de Él en el mundo y van a realizar una infografía sobre su vida. Quizá estas preguntas pueden ayudarte a conocerlo y a realizar el trabajo:
¿Quién era, de dónde era y a qué se dedicaba?
¿Qué hizo en su vida de ejemplar?
¿Cómo daba testimonio de Jesús?
¿Por qué lo hicieron santo? ¿Sabes el año o el siglo?
¿Qué te ha impactado de su vida?
¿Algo que te haya resultado curioso?
¿Conoces a alguien para ti sea testimonio de amor cristiano? Descríbenos las cualidades y actitudes que lo hacen ser testigo del amor de Dios y busca una forma creativa de presentarlo a la clase.
Dar testimonio de Jesús es manifestar lo que creemos de él, de su Iglesia, de lo que nos enseñó sobre Dios. Hay una oración que se llama EL CREDO y en ella está el resumen de todo lo que los cristianos creemos. Esta oración es muy antigua y la recitamos en la misa los domingos. Memorízala recordando que muchos hombres han muerto y siguen muriendo por nuestra fe.
c. Alberta, una maestra que dio testimonio
Entre los amigos de Jesús hay personas muy valiosas con vidas ejemplares, cristianos realmente comprometidos. Entre ellos encontramos a Madre Alberta, la fundadora de nuestro colegio. Mira este Comic y luego realiza el trabajo propuesto
Alberta era maestra como lo era también Jesús. Ella quería parecerse a él y por eso buscaba en todo agradarle. Se esforzaba por hacer las cosas lo mejor posible ya que sabía que era la manera de llegar a la santidad.
Para Madre Alberta era importante:
-Prevenir, más que lamentar
-En todo siempre más y mejor
-Hacer presencia entre los niños
-Educar el corazón y los sentimientos
-Tratar a todos con cariño y dulzura
Para comprender mejor esto, nos vamos a dividir en 5 grupos, leemos la información que nos ha tocado y vamos a imaginar a M. Alberta como hermana en nuestro Colegio hoy. Tenemos que preparar una escena en la que la veamos actuando según la característica que nos ha correspondido. Al final de la representación se les preguntará qué querían expresar y cómo se les ha ocurrido la idea.
Mientras cada grupo representa la escena, los demás grupos tienen que ir tomando nota de esas características que sus compañeros están dándonos a conocer sobre M. Alberta. Cuando todos los grupos hayan escenificado su trabajo, entre todos sintetizaremos las ideas que tuvimos y las anotaremos sobre una silueta de Madre Alberta que previamente teníamos para que, si alguien no conoce a M. Alberta, leyendo aquello descubra su manera de enseñar y de ser madre con sus alumnas. Las palabras deben estar situadas en la parte del cuerpo con la que se relacionan.
GRUPO 1: Prevenir, más que lamentar
M. Alberta era una persona a la que le gustaba mucho anticiparse a las cosas. Siempre estaba pendiente de los demás, y, si veía que necesitabas algo, aunque tú no se lo hubieras dicho, ella se ofrecía y trataba de ayudarte.
Lo mismo le pasaba en su clase, con sus estudiantes. Si ella veía que alguna niña estaba un poco preocupada o triste por algo, iba, le preguntaba, de daba palabras de ánimo y le decía cuánto la quería Dios. Ella siempre prefería prevenir las cosas, adelantarse y tratar de ayudar a los demás antes de que estuvieran perdidos o alejados.
Un señor llamado D. Antonio Sancho nos dice de M. Alberta: “La madre quería formar, educar, orientar y prevenir” y así lo hacía siempre.
GRUPO 2: En todo siempre más y mejor
M. Alberta no se conformaba con hacer las cosas a medias, ella siempre quería lo mejor. Desde bien pequeña estudió mucho y después trabajó y estudió a la vez prácticamente toda su vida.
En una época en la que la mujer estaba muy minusvalorada y solo debía dedicarse a las tareas de la casa, destaca que M. Alberta se preocupara por educar a sus alumnas exigiéndoles siempre lo mejor y animándolas a hacer las cosas bien y no conformarse con poco. Tanto es así, que el colegio de la Pureza ganó grandes premios en labores a nivel de todo el mundo, gracias a lo bien que eran educadas las alumnas en la Pureza y lo mucho que se esforzaban por la excelencia.
Una conocida suya, Catalina Sansó nos relata hablando de Alberta: “Tenía gran interés en que las cosas salieran bien, con perfección. Pero si veía que la capacidad no daba para más, no exigía; animaba, no asustaba”
GRUPO 3: Hacer presencia entre los niños
Madre Alberta fue una profesora a la que le gustaba mucho estar entre los niños, con sus estudiantes, ya sabrás que ella siempre decía este pensamiento: “El mundo sin niños causaría el efecto de un jardín sin flores”.
Alberta estaba presente por los pasillos del Colegio, en la Sala de Profesoras, en las aulas… pero no para controlarlo todo, sino para estar a punto para ayudar, apoyar.
Mira lo que escribe Alberta para que todas las hermanas lo pongan en práctica: “Las hermanas de la Pureza no perderán ni un momento de vista a las niñas objeto de todos sus afanes; nunca las dejarán abandonadas a sí mismas, pidiéndoles cuenta de sus actos para que los hagan, no por mera rutina, sino por convicción”
GRUPO 4: Educar el corazón y los sentimientos
Podemos pensar que venimos al colegio solamente a aprender lo que pone en los libros. Quizá mucha gente lo piense, pero M. Alberta no pensaba eso para nada. M. Alberta quería que en el colegio de la Pureza las profesoras y las hermanas educaran el corazón y los sentimientos de los estudiantes. M. Alberta trataba de enseñarles a huir de hacer cosas malas, y a querer el bien con todas sus fuerzas. Les enseñaba a distinguir entre lo bueno y lo malo, a decir siempre la verdad, a pedir las cosas sin decir mentiras, a ayudar siempre a quien lo necesitara.
Esta es una frase que siempre decía M. Alberta: “Crear en los estudiantes convicciones y sentimientos para que por sí mismos huyan del mal y anhelen el bien”
GRUPO 5: Tratar a todos con cariño y dulzura
M. Alberta es una maestra muy completa, sobre todo, porque había sido madre de cuatro hijos, y trataba a sus estudiantes con un profundo cariño y dulzura. Son muchos los testimonios de las personas que la conocieron que definen a M. Alberta como una persona siempre cariñosa y dulce con los demás. Que fuera dulce y cariñosa no significaba que todo lo permitiera, al contrario, corregía a los estudiantes y les decía lo que estaba mal hecho, pero siempre lo hacía con mucho tacto, de manera que nunca te hacía sentir mal si habías cometido algún error.
Una alumna de M. Alberta llamada Catalina nos dice: “A todas nos habló con dulzura, incluso cuando reprendía alguna cosa o alguna falta que hubiéramos cometido… en ella resaltaba el cariño y conquistaba con su dulzura. Es más, conseguía lo que quería; pero lo conseguía por esta vía: con la amabilidad”.