RELIGIÓN
Pureza de María Bogotá
Para saber cuál es nuestra vocación, es decir el llamado que Dios nos hace a cada uno de nosotros es importante conocer que Dios nos ha hablado desde el inicio del mundo y nos sigue hablando hoy. Este diálogo de Dios a lo largo de la historia lo tenemos escrito en la Biblia y por ello comenzaremos estudiando un poco de ella.
Introducción
¿Alguna vez has estado en una Biblioteca? Es un lugar repleto de libros de muchas clases, ordenados y separados según su materia/género: libros infantiles, libros de ciencias, libros de literatura, libros de historia, manuales de psicología, pedagogía, teología… ¡En fin! Todo un conjunto de libros de muchos tamaños, autores y tipos.
Pues la Biblia, aunque tiene aspecto de libro, es en realidad… ¡UNA BIBLIOTECA! Es un conjunto de 73 libros distintos, de muchos tipos: cuentos, mitos, narraciones históricas, poesías, refranes, cantos, cartas… ¡de todo!
En esos 73 libros está contenido lo que Dios ha querido comunicarnos a los seres humanos acerca de su amor, de los planes y la vocación de cada ser humano y su deseo de salvar al mundo. Por eso decimos que la Biblia es Palabra de Dios.
La Biblia está dividida en dos partes: El Antiguo Testamento y el Nuevo.
Nosotros ya hemos ido conociendo y descubriendo historias acerca de Abraham, Isaac, Jacob, los reyes, los profetas… estos libros constituyen la primera parte: el Antiguo Testamento. También hay una segunda parte de la Biblia: el Nuevo Testamento. ¿Y qué es lo que marca la separación entre los dos? El GRAN ACONTECIMIENTO de la Historia, el más importante de todos, LA VENIDA DE JESÚS, NUESTRO SALVADOR.
Sabiendo esto ya podemos comenzar nuestro curso…
I. LA VOCACIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.
El Antiguo Testamento comienza con la Creación del mundo, y nos va contando la relación de Dios con los hombres, su Amor, su cuidado… el pacto que hace con Abraham y con sus descendientes: el pueblo de Israel. Acaba, como recordarás, con el anuncio de los profetas, que daban dos tipos de mensajes al pueblo: normas de comportamiento para acercarse a Dios y ser felices, y mensajes de esperanza, anunciando la llegada del Mesías Salvador.
Veremos ahora las historias de algunos personajes del Antiguo Testamento (los que vivieron antes del nacimiento de Jesús) , y descubriremos el llamado que Dios les hizo y cómo respondieron. Observa con atención la línea del tiempo de la Historia del pueblo de Israel para que sitúes en ella a los personajes que estudiaremos a continuación:
1.Abraham, el amigo de Dios.
Abraham fue un gran amigo de Dios. Estuvo atento cuando Dios le hablaba, y siempre fue obediente a lo que Dios le pedía, pues sabía que Él le amaba más que nadie. Decimos que Abraham es nuestro padre en la fe porque fue el primero que creyó en Dios y se fio del Él. Abraham nos enseña a escuchar la llamada de Dios, nuestra vocación, y a responder a ella.
Dios llamó a Abraham para que dejara su tierra y que saliera hacia donde Él le dijera. Hizo con él un pacto de amistad, una alianza, y le prometió una cosa.
2.Moisés y los 10 mandamientos
Tal como Dios había prometido a Abraham, el Pueblo de Israel estaba creciendo muchísimo. Ya no eran los 12 hijos de Jacob y las 50 personas que llegaron de la tierra de Canaán a Egipto, sino que eran miles de personas. Llegaron a ser ¡tantos! que el nuevo Faraón de Egipto le dio miedo porque los israelitas eran muchos más que los egipcios. Entonces el faraón Dio una orden muy horrible. Mandó a que todo bebé varón israelita que naciera tenía que ser lanzado al río para que muriera ahogado. Esa orden era para que el Pueblo de Israel, el Pueblo de Dios no siguiera creciendo.
En ese tiempo nació un bebé varón a una mamá israelita. Y ¿sabes qué se le ocurrió a esa mamá? Por un tiempito la mamá lo escondió, pero antes que le descubrieran que tenía a su bebé escondido, se le ocurrió tomar de las hierbas que nacían cerca del río y con esas pajitas tejió una cestita donde cupiera su bebé recién nacido. La cubrió de material impermeable y allí colocó a su bebé. Se fue al río y puso la cestita en el agua entre las plantas a la orilla del río, cerca del palacio del Faraón. La cestita comenzó a flotar… ¿Quieres saber lo que sucedió?
Luego de liberar al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, Dios habló a Moisés y le dijo que subiera al Monte Sinaí. Una vez allí, le dio el SECRETO DE LA FELICIDAD, escrito en dos tablas de piedra: eran los 10 Mandamientos. ¿Recuerdas cuáles son? Escucha este rap, báilalo y veras que pronto lo aprenderás.
1 Mandamiento: Amarás a Dios sobre todo
No hay nada más importante en el mundo que saber que Dios es un Padre bueno que me quiere, y quererle yo también. Y si Dios es mi padre, los demás son mis hermanos y también debo amarlos.
2 Mandamiento: No tomarás el nombre de Dios en vano
Este mandamiento significa que no debemos emplear el nombre de Dios y de las cosas sagradas con desprecio, ni decir palabrotas. No debemos jurar por Dios en falso, ni echarle la culpa de las cosas malas que nos pasan. Dios no es un “genio de la lámpara” que hace todo lo que queremos, ni un “policía” que nos castiga cuando hacemos algo mal
3 Mandamiento: santificarás las fiestas
El día más importante para los cristianos es el Domingo porque es el día en que resucitó Jesús. Es además un día de descanso, porque también Dios, después de crear el mundo en 6 días, el séptimo día descansó.
4 Mandamiento: Honrarás a Padre y madre
Honrar significa respetar, obedecer.
5 Mandamiento: No matarás
Este mandamiento no significa sólo que no debemos matar. Eso está claro. Significa también no hacer daño a nadie, ayudar a los que nos necesitan, hacer el bien, perdonar a los que nos hacen algún mal… Significa además que debemos cuidar todo lo que nuestro Padre Dios nos ha regalado, para que viva.
6 Mandamiento: No cometerás actos impuros
PUREZA ES:.
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Aceptarme como soy y respetar mi cuerpo, porque es un lugar sagrado: ¡en Él vive Dios!
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No insultar ni decir palabrotas.
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Ver, leer, oír cosas buenas y no cosas que son groseras.
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Respetar a los demás, porque en ellos también está Dios, y aceptarlos como son.
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Ser como María: dulce, bueno, obediente a Dios, respetuoso, limpio.
Todo lo que va en contra de la pureza es “im – puro” y nos aparta de la verdadera felicidad.
Mira los siguientes videos y escribe las enseñanzas que te deja cada uno:
En este el Hermano Zeferino nos habla de la pureza Y en este video Lobo nos cuenta sobre los secretos
Lee con atención el siguiente texto y junto con tu profesor, analiza lo que nos dice:
Ama la pureza de cuerpo y de mente. ¡Tú vales mucho! Para ser feliz hay que vivir bien la sinceridad, la responsabilidad, la pureza y la generosidad; es decir, no ser egoístas ni envidiosos. Hay personas que sólo buscan su interés y no el de los demás; no aman a nadie salvo a sí mismos, y a veces molestan a los niños y niñas. La sexualidad humana merece mucho respeto porque transmite la vida humana. Por ello tenemos que cuidar y respetar nuestro cuerpo y el de los otros.
Para reconocer el bien hay que llevar una vida honesta y conocer a Jesús, pues sin Jesucristo no hay bien. San Juan Bosco vio en una visión a un alma limpia, en gracia, y exclamó: “Si supieras lo inmensamente hermosa que es un alma sin pecados, preferirías mil muertes antes que manchar tu alma con un pecado”. Hay que guardar la vista para que no entren las escenas impuras que presentan la televisión o alguna revista. Jesús dijo: “Dichosos los limpios de corazón porque verán a Dios”.
7 Mandamiento: No robarás
Como en el 5º mandamiento, aquí no se trata únicamente de no quitar lo que es de otros. Está claro que no debemos coger lo que no es nuestro. Pero también “robamos” cuando no estudiamos lo que debemos (nuestros papás están pagando nuestros estudios y nosotros no lo aprovechamos), cuando nos quedamos con las vueltas de las compras sin decírselo a nuestros padres, cuando les cogemos dinero del monedero sin permiso… Además, este mandamiento significa algo más: significa que tenemos que compartir. Compartir con el que tiene menos que yo, con el que sufre, con el que me necesita, con el que no tiene amigos… Compartir lo mío (mis juguetes, mi comida, mi tiempo, mis conocimientos…) con el que no tiene. Con los de cerca y con los de lejos.
8 Mandamiento: No dirás falsos testimonios ni mentirás
*Falso testimonio es decir algo que no es verdad sobre lo que otra persona ha hecho o ha dicho. Por ejemplo: Carmen está enfadada con Luisa, y quiere hacerle daño. Entonces, se le ocurre una cosa: Va a buscar a Natalia y le dice: “Oye, ¿sabes que Luisa todavía se hace pipí en la cama?”. Natalia contesta: “Ja, ja, ¿de verdad? ¡parece un bebé! Ya no jugaré más con ella.”
Carmen sabe que lo que ha dicho no es cierto, pero ha conseguido lo que quería: que Natalia no juegue con Luisa.
* Mentir es decir cosas que no son ciertas con la finalidad de impresionar a alguien, o de ahorrarme un castigo, o de conseguir lo que quiero.
¿Recuerdas la historia de pinocho? ¿Qué le pasaba cuando mentía? Sera que si nos pasara lo mismo que a él tendríamos la nariz como la suya? ¿Qué podemos hacer para evitarlo?
Vamos a pedirle a Dios que nos ayude a ser sinceros, rezándole una oración muy bonita que aparece en la Biblia:
“Señor: pon un “guardia” en mi boca, un “vigilante” a la puerta de mis labios, para que no dejen salir de mi boca más que palabras amables, palabras sinceras. No dejes que mi corazón sea malo; al contrario, enséñame a hacer el bien…”
(Salmo 141)
9 Mandamiento: No consentirás pensamientos ni deseos impuros
La pureza de alma y de cuerpo es tan importante que el mismo Dios nos animó a vivirla no sólo con un mandamiento sino con dos. En el Sexto mandamiento decíamos que hay que evitar las cosas que nos pueden robar esa limpieza como acciones, películas, imágenes, páginas de internet, canciones; oír o decir groserías. En este noveno mandamiento Dios nos alerta sobre los pensamientos… Vuelve a leer la explicación del sexto mandamiento, lo que dice sobre la PUREZA. Así entenderás lo que es un pensamiento o deseo impuro: los que van en contra de las personas, sea yo mismo o sean los otros.
10 Mandamiento: No codiciarás los bienes ajenos
Este mandamiento significa que no debemos ser envidiosos. Dios nos ha creado a todos por amor, y nos ha dado a cada uno una familia, unas cualidades, un carácter diferente al de los demás… y debemos aceptarnos como somos.
Dios, además, creó todas las cosas para todos, de modo que tengamos lo suficiente para vivir. Pero el egoísmo y la codicia hacen que unos tengan mucho, y otros pasen verdaderas necesidades. Es la causa de que existan el hambre y las guerras. Por eso, este mandamiento significa también dos cosas más:
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Que no debemos envidiar al que tiene más que nosotros,
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Que tenemos que compartir nuestros bienes con el que tiene menos que nosotros.
Así, el sueño de Dios, que es que todos seamos felices, se cumplirá. ¡Y en el mundo existirá la PAZ!
3. Los Jueces de Israel
Luego de ser liberados de Egipto, el Pueblo comienza a separarse de Dios y a olvidarse de lo que Él había hecho y ya no cumplían la alianza. Perdieron la fe y los pueblos vecinos comenzaron a perseguirles y a oprimirles.
Entonces cuando ya no podían con la opresión de esos pueblos enemigos, el pueblo de Israel se arrepintió y pidió a Dios que le ayudara. Dios los escucha y llama a los Jueces, que eran guerreros libertadores que salvarían a Israel de sus enemigos.
4. Los reyes de Israel
Dios Padre nos conoce, sabe cómo somos, porque es nuestro Padre, y, pese a todo, nos quiere. Para Él lo importante es lo que tenemos en el corazón, no en nuestro aspecto exterior, ni tampoco en las apariencias.
Por eso Dios Padre siempre se ha fijado en personas buenas, de fiar, en gente normal, en pastores y en niños o muchachos, para darles su amistad y elegirles para llevar a cabo alguna misión que acerque al pueblo a Dios.
Luego de todo lo que había vivido el pueblo de Israel, Dios llama a otros hombres para hacerles reyes de su pueblo. Los reyes de Israel fueron hombres elegidos por Dios para gobernar a su pueblo. EL LIBRO DE LOS REYES NOS CUENTAN SUS HISTORIAS…
El primer rey fue Saúl. Otros fueron David y Salomón.
David era un muchacho que cuidaba el rebaño de su padre, a quien Dios llamó, por medio del profeta Samuel, para ser el siguiente rey de Israel.
Recordemos la historia de David:
5. Dios envía profetas a su pueblo
Desde que Adán y Eva desobedecieron a Dios y fueron expulsados del Jardín del Edén, Dios les prometió que enviaría un Mesías para enseñarnos a vivir con amor, en paz y armonía entre nosotros y nos salvaría del pecado. El tiempo pasaba y el Mesías prometido era esperado, pero como no llegaba, las personas, de vez en cuando lo olvidaban. Entonces Dios empezó a enviar a los profetas, que son mensajeros enviados por Dios, encargados de denunciar los pecados que cometían las personas y de anunciar que debían prepararse para recibir como se merecía al Mesías prometido.
Los profetas fueron hombres escogidos por Dios para sacar al pueblo de Israel de la idolatría y conducirlo de nuevo hacia Dios. La característica principal de los profetas es la de ser “enviados por Dios”, quien, de vez en cuando, habla a su pueblo por medio de ellos. Cuando el pueblo de Israel es fiel, Dios permanece con él..
II La vocación en el Nuevo Testamento
Dios Padre se ha ido revelando a los hombres a través de los acontecimientos de la historia para darnos su Salvación. A esto se le llama “Historia de la Salvación”:
─› Dios llamó a Abrahám y le dio la misión de formar un pueblo,
─› Llamó a Moisés para darle la misión de liberar a su pueblo de la esclavitud,
─› Nombró a unos Jueces para defender y guiar al pueblo,
─› Elige a los Reyes y les da la misión de gobernar al pueblo
─› Luego Dios manda a los profetas con la misión de anunciar el cumplimiento de su promesa de Salvación enviado a su Hijo Jesús, el Mesías prometido y esperado durante siglos, el Salvador de la humanidad.
La Salvación es un don de Dios, un regalo, que ya les prometió a Adán y a Eva cuando pecaron y fueron expulsados del Jardín del Edén.
Y como las personas tenemos desde entonces esa tendencia a pecar, necesitamos que alguien nos salve, porque nosotros solos no podemos hacerlo. Para eso Dios Padre, nos envió a su Hijo Jesús, para salvarnos y ayudarnos a llegar hasta Dios Padre y podamos disfrutar de la felicidad eterna junto a Él.
La Salvación es GRATIS y para TODOS.
El Nuevo Testamento comienza con la llegada de ese Mesías: Jesús. Desarrolla los momentos más importantes de su vida, sus palabras, sus milagros… y su muerte y resurrección. Los 4 libros que nos cuentan la vida de Jesús se llaman Evangelios (palabra que significa “Buena Noticia”), porque Jesús es la mejor noticia que se puede recibir. ¡POR FIN, LLEGÓ NUESTRO SALVADOR! Los autores de los 4 Evangelios son Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
El Nuevo Testamento contiene también otros libros, que narran la vida de los primeros cristianos, además de algunas cartas que los apóstoles escribían a la gente para que aprendieran a escuchar el llamado de Jesús, a vivir su mensaje. Los evangelios son algo así como los “profetas” del Antiguo Testamento, pero en el Nuevo.
1. Los Evangelistas
Llamamos evangelistas a quienes escribieron los evangelios. Vamos a ver quiénes eran, para qué los escribieron y a qué símbolo se asocian.
a. Evangelio de san Mateo
Debe su nombre al apóstol san Mateo, aunque no es seguro que lo escribiera él. Escribió su evangelio para dar a conocer que Jesús es el salvador del mundo.
Su símbolo es un hombre con alas porque empieza su evangelio con una lista de antepasados de Jesús.
b. Evangelio de san Marcos
San Marcos fue ayudante de san Pedro y compañero de san Pablo. En su evangelio destaca que Jesús es el Hijo de Dios. Su símbolo es un animal del desierto, el león, porque comienza su evangelio con el relato de Juan el Bautista en el desierto.
c. Evangelio de san Lucas
San Lucas era médico y acompañó a san Pablo en algunos de sus viajes. En su evangelio destaca el amor y la misericordia de Dios revelado en Jesús. Su símbolo es un toro, animal utilizado para los sacrificios, porque comienza su evangelio con un relato sobre el sacerdote Zacarías ofreciendo un sacrificio en el templo.
d. Evangelio de san Juan
San Juan era el apóstol más joven, de quien se decía que era el discípulo al que Jesús más quería. Escribió su evangelio para proclamar que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios.
Su símbolo es un águila porque está escrito en un lenguaje que parece elevarse como el vuelo de las águilas.
2. Los evangelios
La lectura de los evangelios nos acerca a Jesús, nos lo da a conocer y nos ayuda a relacionarnos con él para que descubramos qué quiere de cada uno de nosotros al llamarnos a ser sus amigos. Por eso es importante aprender a manejarlos y saber encontrar una frase o un relato. Vamos a ver cómo hacerlo.
a. Dónde se encuentran los evangelios
Ya sabes que la Biblia es como una biblioteca donde hay varios libros y se divide en dos partes: El antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
El Antiguo Testamento: Son los libros de la Biblia que se escribieron antes de la venida de Jesús al mundo. Consta de 46 libros.
El Nuevo Testamento: Son los libros de la Biblia que se escribieron después de la venida de Jesús. Consta de 27 libros. Los evangelios son los cuatro primeros libros del Nuevo Testamento.
b. Cómo se conocen los evangelios
El nombre de cada evangelio suele escribirse de forma abreviada, es decir, acortando la palabra. Las abreviaturas de los evangelios están formadas por dos consonantes.
c. Cómo se organizan los textos
Cada evangelio está dividido en capítulos numerados. El número del capítulo destaca por su tamaño.
En el texto del capítulo hay intercalados unos números chiquititos. Lo comprendido entre número y otro se llama versículo, que consta normalmente de una o dos frases.
d. Cómo se entiende una cita de los evangelios
Un evangelio se cita de la misma manera que cualquier cita bíblica: Primero se nombra el libro y se hace de manera abreviada, luego viene el número del capítulo y enseguida, luego de una coma se escriben los versículos. Mira la imagen para que lo comprendas mejor.
3. La vocación de María
Los relatos del Antiguo Testamento nos cuentan que durante mucho tiempo, el pueblo de Israel estuvo esperando a un salvador, al Mesías prometido. Y en el Nuevo Testamento, nos dicen que cuando llegó el tiempo para que esta promesa se cumpliera, Dios eligió a María para que fuera la Madre del Mesías. Ella, como las madres de todos nosotros, cuidó, educó y acompañó a Jesús y también fue quien mejor lo conoció. María también es nuestra madre y nos ama con todas las fuerzas de su ser. Ella nos enseña a escuchar a Dios y a cumplir su voluntad. Ella nos enseña a ser fieles a nuestra misión en este mundo, a nuestra vocación.
Los Evangelios nos narran el nacimiento de Jesús (Lc 1, 26-38)
Hace algo más de dos mil años, Dios mandó que el ángel Gabriel se le apareciera a una joven llamada María que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José. El ángel debía anunciarle que tendría un hijo, Jesús, el Salvador. Cuando el ángel se presentó ante María, ella le respondió: “aquí está la esclava del Señor”. María fue fiel al Señor, escuchó su palabra y confió en Él, y de esa manera hizo posible el nacimiento de Jesús en una familia.
María, embarazada de Jesús, fue a visitar a su prima Isabel, que también iba a tener un hijo.
María se convirtió en una gran colaboradora de Dios pues estaba dispuesta a servirle. María estuvo al lado de Jesús desde que él era pequeño. Luego, cuando fue adulto, lo acompañó a predicar el Evangelio. María fue su más fiel compañera.
María ayudó a los apóstoles a transmitir las enseñanzas de Jesús, después de que resucitó. De este modo, María demostró su vocación de servir a Dios.
a. María es la Madre de todos.
Jesús murió en la cruz y María estuvo allí con él. Antes de morir, él le dijo a Juan, uno de los apóstoles, lo siguiente: “Esta es tu madre”. Esta afirmación se extiende a todos los discípulos de Jesús y nos incluye a todos los cristianos católicos. Por eso, María se presenta como la madre de todos los creyentes y como tal, es amada, respetada y adorada.Después de la muerte y resurrección de su hijo, María tuvo otra misión que cumplir: acompañar a los apóstoles y ayudarlos a comunicar el mensaje de Dios y a formar su Iglesia. Su labor como Madre de la Iglesia es un ejemplo de fe y confianza en Dios. Ponte en las manos de la Virgen. Aprende la oración que tienes a la derecha.
Dios le concedió a María dos gracias especiales:
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Ser la madre del Hijo de Dios “por obra del Espíritu Santo”. Esto significa que tuvo a su hijo sin que interviniera ningún hombre. Por eso decimos que María es llena de gracia.
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Dios también le concedió que no tuviese ninguna mancha de pecado. Por eso decimos que María es inmaculada. Antes de morir, Dios la llevó directamente al cielo, para que viviera gloriosa junto a su hijo Jesús. Desde allí, ha ayudado a su hijo en su tarea de salvar a la humanidad. Ella colabora para que todos los seres humanos nos salvemos. Incluso, en muchas ocasiones se ha manifestado a algunas personas para invitarlas a vivir como Dios desea.
Como vimos en el tema anterior, el Antiguo Testamento nos narra las historias que sucedieron antes de mi nacimiento. Dios, mi Padre, llama a unos hombres para que vayan guiando a Israel. En este capítulo abriremos el Nuevo testamento para conocer y recordar otras llamadas…
b. El nacimiento de Jesús
El tiempo iba pasando y cada día estaba más cerca el nacimiento del hijo de María y de Dios. José ya tenía lista la cunita y María había tejido con sus propias manos la cobija, los pañales, y las camisitas. Las vecinas, muy amables, les habían dicho que no tenían por qué preocuparse de nada, porque ellas estaban allí para ayudarles en todo, cuando llegara el momento.
Pero ocurrió algo inesperado. El gobernador romano tuvo la gran idea de mandar que todos los que vivían en Israel tenían que ir a la ciudad de donde era su familia, para inscribirse en el censo, porque quería saber cuántas personas habitaban el país. José y su familia eran de Belén, una ciudad muy lejos de Nazaret, y hasta allá tuvo que irse con María, que ya estaba próxima a dar a luz. Nos lo cuenta el Evangelio de San Lucas:
“Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronara todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Cirino gobernador de Siria. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta” (Lucas 2, 1-5)
Como pudo, con la ayuda de los vecinos y vecinas, que se pusieron muy tristes, José organizó todo lo que necesitaban para el viaje, subió a María en su burrita, y emprendió el largo camino hacia Belén. Tenía que ir muy despacio para que María no se cansara y para que no le fuera a suceder nada malo al niño que llevaba en su seno.
Durante el viaje, ¡gracias a Dios!, no ocurrió nada especial. María y José estaban tranquilos porque sabían que Dios los protegía; caminaban un rato largo, y luego descansaban a la sombra de una palmera, o a la orilla de un manantial; por las noches José hacía un cambuche para protegerse del frío, y al amanecer, con los primeros rayos del sol, reiniciaban el recorrido.
En el trayecto se iban encontrando con otras familias, y poco a poco iba creciendo el número de viajeros. Así fue hasta que llegaron a su destino: Belén de Judá, la ciudad del Rey David.
Cuando estaban ya muy cerca de Belén, María sintió que iba a nacer Jesús, y en secreto, sin que nadie la oyera, se lo dijo a José, que se puso muy nervioso. Entonces apuraron un poco el paso, y se fueron a buscar dónde hospedarse, pero no pudieron encontrar ningún lugar adecuado para quedarse, porque era un momento muy especial, que los dos querían vivir en gran intimidad con Dios, lejos de la curiosidad de la gente.
Tuvieron que salir de nuevo de la ciudad, para dirigirse al campo, donde los pastores llevaban las ovejas a pastar. Allí José encontró una gruta amplia y resguardada del frío; la limpió lo mejor que pudo, y organizó todo para que María pudiera estar tranquila y cómoda.
¡Y Jesús nació!… Nació y lloró como nacen y lloran todos los niños del mundo… ¡Era un niño hermoso, frágil y tierno… necesitado de calor y de protección… necesitado de amor y de cuidados…! José y María, muy emocionados, se los dieron todos… lo acariciaron y lo besaron, le pusieron las ropitas que María había tejido, y lo colocaron en el pesebre… Después, muy felices, dieron gracias a Dios Padre por todo lo que había hecho con ellos y por haberles dado un hijo tan maravilloso.
4. La misión de Jesús
Como ya sabes, Israel se había alejado de Dios y estaba esperando al Mesías salvador que anunciaron los profetas. Jesús es ese salvador anunciado que venía a cumplir la misión que el Padre Dios le había encomendado: Salvar a los hombres de todo pecado y devolverles la amistad con él que habían perdido. Jesús realizará esa misión desde el momento mismo de su nacimiento y con todos los actos de su vida pero de manera especial lo veremos realizándola en los últimos días de la vida de Jesús, su Pasión, Muerte y Resurrección. Todo lo que hoy recordamos en la Cuaresma.
a. La Cuaresma.
Para empezar nuestro Tema vamos a aprender algunas cosas sobre la CUARESMA. ¿Te suena? Seguramente ya has escuchado algo sobre este Tiempo Litúrgico al que la Iglesia le dedica un buen espacio cada año. Después, hablaremos sobre el Triduo Pascual, que es lo más importante que celebra la Iglesia, pues es aquel momento en el que Jesús cumple su misión como Mesías, da la vida POR AMOR y para SALVARNOS a cada uno de nosotros. ¡Pon atención, que ahora te lo contaremos todo!
Algunos acontecimientos, como ir de excursión, salir de vacaciones o celebrar una fiesta, los preparamos con mucha antelación. Los cristianos se preparan durante la Cuaresma para vivir la Pascua, que es su fiesta más importante del año.
La cuaresma empieza el Miércoles de Ceniza. Ese día el sacerdote impone la ceniza a los cristianos como símbolo de que lejos de Dios las personas somos frágiles.
Los cuarenta días de la Cuaresma son días de reflexión, para desear cambiar de vida y ser mejores personas. También es un tiempo para ayudar a los demás, privarse de comer algunos alimentos y rezar para sentirse más cerca de Jesús. La Cuaresma termina con el Domingo de Ramos.
b. La Semana Santa
Después de la Cuaresma viene la Semana Santa. Comienza con el Domingo de Ramos y acaba el Domingo de Pascua o Domingo de Resurrección.
El Domingo de Ramos se recuerda la entrada de Jesús en Jerusalén. Los cristianos se reúnen en la puerta de la iglesia con palmas y ramas de olivo o laurel. El sacerdote las bendice y todos entran en la iglesia en procesión para celebrar la Eucaristía.
La Biblia nos cuenta en Lc 19, 29-44 lo que sucedió el Domingo de Ramos:
Entrada en Jerusalén
Jesús se subió sobre el lomo de un asno y entró en Jerusalén para celebrar la Pascua judía.
Una gran multitud salió a su encuentro porque lo reconocieron como el Hijo de Dios. Algunos extendían sus vestidos a modo de alfombra ante Jesús. Otros cortaban ramas de los árboles y las levantaban al paso de Jesús. Lo vitoreaban y gritaban con alegría:
- ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna!
Los encargados del templo estaban furiosos con Jesús porque mucha gente lo seguía y porque obraba milagros en nombre de Dios.
Querían librarse de Jesús, pero no se les ocurría cómo. Entonces Judas, uno de sus discípulos, fue a ver los encargados del templo y tramaron un plan secreto para apresarlo.
Los días que sigue, Lunes, Martes, Miércoles… los llamamos “Semana Santa”, los cristianos recordamos la pasión, la muerte y la resurrección de Jesús. Los días importantes de la Semana Santa son: Jueves Santo, Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Pascua.
- El Jueves Santo es el día en que se recuerda de manera especial el Mandamiento del Amor y la institución de la Eucaristía.
- El Viernes Santo se recuerda el día en que Jesús murió en la cruz.
- El Sábado Santo se recuerda el tiempo que Jesús estuvo en el sepulcro.
- El Domingo de Pascua es la fiesta más grande porque se celebra la Resurrección de Jesucristo.
La Biblia nos lo cuenta:
“Jesús celebró con sus discípulos la Última Cena. Les lavó los pies para enseñarles que nadie es superior a otra persona y compartió el plan y el vino ofreciéndolos como su Cuerpo y su Sangre.
Aquella noche Judas entregó a su maestro a los soldados y se lo llevaron preso.
Jesús fue condenado injustamente a morir en la cruz porque muchos poderosos temían sus nuevas enseñanzas basadas en el amor, el perdón y la misericordia de Dios.
Jesús fue crucificado en el monte Calvario. Antes de morir se acordó de sus enemigos y pidió a su Padre el perdón para ellos.
Jesús murió en la cruz por todos los hombres y mujeres. Junto a Él estaban María, su madre, y Juan, el apóstol que más quería.
Llevaron su cuerpo al sepulcro. Los apóstoles, María y otras mujeres estaban muy tristes.
A los tres días, era domingo por la mañana muy temprano, las mujeres entraron en la sepultura a ungir el cuerpo de Jesús y no encontraron su cuerpo. Un ángel en medio de un gran resplandor les dijo:
- No tengan miedo. Sé que estás buscando a Jesús. Pero no está aquí. Dios le ha devuelto la vida. Ahora vayan y díganselo a los apóstoles. Las mujeres corrieron a contarlo. Los apóstoles estaban en una habitación hablando cuando, de repente, ¡Jesús apareció allí, entre ellos! Se asustaron mucho porque creyeron que era un fantasma.
- No tengan miedo -los tranquilizó Jesús-. ¡Miren! ¡Soy yo! Tóquenme, soy de verdad.”
III. LLAMADOS A FORMAR LA IGLESIA.
Todas las personas que creen en Dios, en Jesús y en sus enseñanzas forman la Iglesia católica. También se dice que son el pueblo de Dios porque han hecho con él una alianza y viven según sus palabras. La Iglesia es la comunidad que comparten todos los cristianos después de la partida de Jesús. Hace de dos mil años, Jesús murió en la cruz y, tras su resurrección, encomendó a sus apóstoles que predicaran el Evangelio.
Los apóstoles viajaron por distintos lugares, algunos incluso se alejaron de su patria para predicar el mensaje de Jesús. Con ellos surgieron las primeras comunidades cristianas. El Espíritu Santo les dio la fuerza para continuar con su misión y les indicó que debían comunicar el mensaje no solo al pueblo judío sino a todos los seres humanos Por eso la Iglesia se extendió por todo el mundo.
La iglesia es la comunidad que formaron los apóstoles para cumplir la misión que Jesús les encomendó antes de su muerte. Actualmente es la comunidad más importante para los católicos.
En la Iglesia, creemos y oramos al mismo Dios y nos esforzamos en amar como el mismo Jesús nos ha amado.
1. Así nació la Iglesia
(Mt 16,18-20; Hch 2,1-4)
Continuamos con las llamadas de Dios. Otro de los hombres que Dios eligió, aunque esta vez quien lo eligió fue Jesús, fue Pedro, quien, a pesar de lo mucho que amaba a Jesús, le traicionó por miedo a ser apresado, encarcelado y condenado a muerte como Jesús. Pese a todo, Jesús, le eligió para ser el primer Papa de la Historia de la Iglesia y que fuera él el jefe de los apóstoles cuando Él ya no estuviera con ellos. El apóstol Pedro, escogido por Jesús para ser su representante en la Tierra, tuvo la misión de mantener unidos a los discípulos y de fundar de esta manera la Iglesia.
Jesús encomendó a Pedro y a los doce apóstoles la misión de anunciar el Evangelio a las personas, y de convertirlas en sus discípulos con el sacramento del Bautismo.
Cuando Jesús llevaba más o menos un año y medio predicando, tuvo que tomar una decisión muy importante. ¿A quiénes iba a elegir para trabajar más de cerca con él y para formar la Iglesia? Antes de tomar esa decisión, Jesús buscó la guía de Dios. Por eso, se fue a una montaña para estar solo y pasó toda la noche orando.
A la mañana siguiente, Jesús reunió a algunos de sus discípulos y eligió a sus 12 apóstoles.
Los 12 viajaban con Jesús. Él les fue enseñando cómo predicar y, al final, los envió para que predicaran solos. Además, les dio poder para expulsar demonios y curar enfermos.
Para Jesús, los 12 apóstoles eran sus amigos, y él confiaba en ellos. Los fariseos pensaban que los apóstoles eran hombres muy simples que no sabían nada. Pero Jesús no los veía así. Él los había preparado muy bien para hacer su trabajo. Ellos iban a estar con Jesús en los momentos más importantes de su vida. Por ejemplo, estarían con él antes de su muerte y después de su resurrección. La mayoría de ellos eran de Galilea, igual que Jesús. Y algunos estaban casados.
Los apóstoles eran imperfectos, por eso se equivocaban. A veces hablaban sin pensar y otras veces tomaban malas decisiones. No siempre eran pacientes. Hasta discutían sobre quién de ellos era el más importante. Pero eran hombres buenos que amaban a Dios.
2. El día de Pentecostés
Aunque los apóstoles habían estado viviendo con Jesús, habían escuchado sus palabras y habían visto sus milagros, tenían miedo pues Él ya no los acompañaba. Un día, estando reunidos por miedo a los judíos, les sorprendió un viento fuerte y unos lenguas como de fuego se pusieron sobre cada uno de ellos. Era el Espíritu Santo que les dio fuerza y valentía para seguir adelante. A este día se le conoce como PENTECOSTÉS.
3.Todos formamos la Iglesia
Cuando Jesús subió al cielo, los apóstoles se fueron a diferentes pueblos para enseñar a la gente el Evangelio, o sea, todo lo que Jesús les había dicho, y así cada vez más personas iban creyendo en Jesús. Así fue como empezó a haber cada vez más y más CATÓLICOS. Y así, la Iglesia la formamos las personas casadas, solteras, niños, jóvenes, adultos, los sacerdotes y personas consagradas a Dios. Sí! Si tú estás bautizado y crees en Jesús y en todo lo que Él nos enseñó, entonces eres ¡PARTE DE LA IGLESIA CRISTIANA CATÓLICA!
También Jesús nos dejó un JEFE para que se quedara en su lugar en la tierra y mandara sobre su Iglesia. Jesús escogió a uno de sus doce apóstoles llamado PEDRO y le dijo que él sería el jefe de su Iglesia. Después Pedro dejó a otro jefe y así al pasar de los años siempre hubo UN jefe de toda la IGLESIA. Este jefe se llama “EL PAPA”. En nuestros días el PAPA Francisco es nuestro jefe.
Los apóstoles después fueron haciendo SACERDOTES a otros hombres a través de una ceremonia que se llamó “Orden Sacerdotal”. A los Sacerdotes o PADRES, debemos amarlos y tenerles un gran respeto, pues son hombres que han ofrecido su vida entera para acercar a los hombres a Dios, ayudarlos y enseñarles el Evangelio. Tenemos que rezar mucho por ellos para que sean buenos y santos.
2. La Iglesia es una, santa, católica y apostólica
Cristo nos dejó la Iglesia para que cuando Él ya no estuviera en el mundo, ella nos dijera qué es lo que debemos hacer para llegar al cielo. La Iglesia es quien nos muestra el camino a la salvación.
Recuerda que los domingos cuando vas a misa, rezas EL CREDO, que es donde los católicos decimos todas las cosas que creemos. Si te fijas en él decimos: “CREO EN LA IGLESIA QUE ES UNA, SANTA, CATÓLICA Y APOSTÓLICA”
¿Qué significa todo esto? Aquí te lo explicamos.
a.La iglesia es una.
Es muy importante que sepas que Cristo no vino a fundar VARIAS IGLESIAS, sino solamente UNA: La Cristiana Católica. Sin embargo, hoy vemos en el mundo otras religiones y sectas que dicen que siguen a Cristo, pero la gran diferencia es que a estas las fundaron HOMBRES COMO NOSOTROS y no el mismo CRISTO que es el Hijo de Dios.
b.La iglesia es santa.
La Iglesia es santa porque Cristo, quien la fundó fue SANTO, pues era el HIJO DE DIOS.
c.La iglesia es católica.
CATÓLICA = (Universal) quiere decir que la Iglesia es para todos los hombres de la tierra.
Entonces, CUALQUIER PERSONA puede, si quiere, ser bautizada y entrar a la Iglesia Católica. No importa la edad, la condición, la nacionalidad. ¡LA IGLESIA ES PARA TODOS!
d.La iglesia es apostólica.
Esto significa que la Iglesia Católica es la única que empezó con los APÓSTOLES, y que, además, sigue siendo dirigida por los sucesores de los apóstoles, que son los OBISPOS, y por el sucesor de Pedro: “El Papa”.
Cuando comencé mi predicación, lo primero que hice fue llamar a un grupo de amigos para fundar con ellos mi Iglesia, el Nuevo pueblo de Dios. Ellos eran pescadores y ahora yo los invitaba a pescar hombres para que fueran también mis amigos.
5.La Iglesia, Cuerpo de Cristo
La Iglesia es como el cuerpo humano: siendo uno solo, tiene muchos miembros. Todos forman un solo cuerpo y todos se necesitan.
Si el oído dijera: “como no soy ojo, no soy del cuerpo”, ¿Dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Y si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde quedaría el oído? Y no puede el ojo decir a la mano: “¡No te necesito!”. Ni la cabeza a los pues: “¡No los necesito!”.
Todos los miembros del cuerpo, hasta los más pequeños, son indispensables y están unidos entre sí. Si un miembro sufre, todos los demás sufren con él. Así, ustedes son el cuerpo de Cristo. Cada uno tiene una tarea diferente, pero todos son igual de importantes.
Para terminar este tema sobre la Iglesia es muy importante recordar que los católicos debemos AMAR a nuestra Iglesia. Todos tenemos que estar UNIDOS y DEFENDER lo que creemos ya que hay muchas maneras de engañar y seducir. Tenemos que estar preparados ante esas visitas o esos ofrecimientos de una religión salvadora.
Debes tratarlos con respeto y amor, pero ¡defiende lo que tú crees! Recuerda que tu Iglesia Católica la fundó el mismísimo Cristo y que las de ellos las fundaron hombres normales.
Para amar y cuidar a la Iglesia proponte rezar diariamente un Padre Nuestro a Dios para que nos mantenga siempre unidos a todos los católicos y Un Ave María pidiendo a Nuestra Madre espiritual nos proteja y nos cuide todos los días de nuestra vida.
Como sabes este año estamos estudiando LA VOCACIÓN, es decir el llamado que Dios nos hace a cada uno de nosotros para darnos una misión y para que, cumpliéndola, seamos felices. En este capítulo veremos unos cuantos hombres y mujeres que fueron llamados por Dios y hoy son santos porque vivieron plenamente su vocación.
IV Dios sigue llamando
Como sabes este año estamos estudiando LA VOCACIÓN, es decir el llamado que Dios nos hace a cada uno de nosotros para darnos una misión y para que, cumpliéndola, seamos felices. En este capítulo veremos unos cuantos hombres y mujeres que fueron llamados por Dios y hoy son santos porque vivieron plenamente su vocación.
Cuando hemos conocido a personas que han sido nuestros amigos y se han ido lejos de nosotros seguimos recordándolas como si estuvieran presentes y si esos amigos son buenos, se portan bien, ayudan a los demás, queremos ser como ellos.
Los cristianos no sólo recordamos a Jesús, sino que queremos parecernos a él. Sabemos que nos llama a ser santos y que por su resurrección está vivo y se hace presente.
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Jesús está presente cada vez que nos reunimos en su nombre.
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Jesús está presente en la Eucaristía.
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Jesús está presente en todas las acciones de amor y bondad.
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CRISTIANOS
Cristianos somos todos los que creemos en Jesús. Aunque a veces conozcamos a la religión evangélica como cristianos, debes tener claro que SOLO POR CREER EN CRISTO JESÚS, tú eres cristiano.
Jesús está presente en las personas que colaboran con el Reino de Dios.
1. Las vocaciones en la Iglesia
Cuando Jesús le encomendó a los discípulos crear la Iglesia, lo hizo para que por medio de ella se viviera y se transmitiera su mensaje. Al hacer parte de la Iglesia, todos los cristianos colaboramos con esta misión. Por eso se dice que todos somos importantes para la Iglesia, que necesita de cada uno de sus miembros para que cumpla su tarea.
Y para esto no es necesario que todos dejen su casa, su patria, para anunciar el Evangelio, todos, cada uno desde el lugar en que se realiza como persona, desde su vocación, que es aquello a lo que nos sentimos llamados por Dios, tenemos el deber de anunciar a Jesús.
Si eres médico, sé el mejor y lucha cada día por salvar vidas y porque en ti vean la bondad y el amor con que Jesús curaba. Si eres profesor que tus alumnos reconozcan en ti a Jesús maestro, si eres veterinario, cuida de todos los seres de la creación cumpliendo el deseo de Dios y con aquella confianza que Dios desde el inicio de los tiempos a la humanidad de cuidar a todos los seres de la tierra. Si eres político, sé honesto y busca el bien de los demás y no permitas que se hagan cosas injustas para los demás, porque todos somos hermanos.
2. Madre Alberta, maestra y madre
¿Te imaginas un colegio donde no hubiera maestr@s?
¿Podrían aprender los estudiantes sin un/a maestr@ que les explique?
En un colegio los maestros son importantes: educación física, matemáticas, inglés, religión, música… gracias al maestr@ los alumnos están siempre aprendiendo cosas nuevas.
¿Quién fue Madre Alberta?
Madre Alberta nace en Pollensa (Mallorca), y fue niña muy buena. Obtiene el título de Maestra y se casa con Francisco, con él comparte su ilusión por la educación. Mueren tres de sus cuatro hijos y al quedar viuda el Obispo de Mallorca le pide que se haga cargo del Colegio de la Pureza de Palma. Estando allí escucha el llamado de Dios y se hace religiosa. Recordemos esta historia: