Amor en construcción.
Introducción
En el tema anterior vimos cómo ha sido el desarrollo de la familia a lo largo del tiempo y cómo se presenta en la actualidad esa realidad familiar. Y trabajamos con nuestras familias una serie de textos con el fin de identificar cómo es nuestra propia familia…
Ahora, en este bimestre, vamos a insistir en que “estamos hechos para amar. Amar es lo que da sentido a la vida. El amor nos hace crecer y superarnos. Nos llena por dentro, nos hace felices. El amor es camino y es meta. Se conjuga en primera persona del presente del singular: yo amo. Y amo con todo lo que soy, con lo que tengo y con lo que carezco. ¡Con todo!” https://www.arguments.es.
Estamos hechos para amar y nuestro amor está en construcción por ello es importante poner bien las bases para que no se destruya nuestra vida, ni se fisure o se debilite. En el Bimestre veremos:
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Que fuimos creados por y para el amor y que todo nuestro ser, corporal y espiritual, está diseñado para formar una familia. Dios nos creó hombre y mujer, nos bendijo y nos dio el mandato de ser fecundos.
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Que al ser imagen de Dios debemos respetarnos y respetar a los otros y que la virtud de la pureza, la castidad, es un camino para lograr familias duraderas y felices.
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Que para construir nuestra familia es importante no saltar etapas.
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Que existen otras realidades que podemos considerar como familias y por ello podemos afirmar que nosotros pertenecemos a una familia fundada por M. Alberta y que nos encontramos en diferentes partes del mundo.
Hombre y Mujer los creó
Recordemos que Dios crea al hombre y a la mujer a su imagen es decir, con características suyas, y con un fin determinado “poblar y dominar la tierra”. Este pasaje de la Biblia nos enseña TRES cosas importantes que desarrollan el tema que estamos trabajando:
1- La sexualidad es buena: Dios mismo crea al hombre y a la mujer y “vio que eran buenos”. Dios que es amor nos da la capacidad de amar, de ser responsables al amar y de vivir en común-unión. Por esta unión “dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne” Gn. 2,24). En encuentro sexual entre varón y mujer en el matrimonio es la expresión más bonita y grande del amor humano y muestra el amor del mismo Dios.
2- La sexualidad requiere autodominio: el ser humano está dotado de inteligencia y voluntad que le hace ser dueño de sus actos y por tanto responsable de los mismos pudiendo orientar rectamente su sexualidad.
3- La sexualidad tiende a la procreación: es el mandato y bendición del mismo Dios que le dijo a los primeros hombres “crezcan y multiplíquense” (Gn. 1,28) por tanto el ejercicio de la sexualidad debe estar abierto a la vida, a la donación de las personas que aseguran el desarrollo de nuevas vidas.
4- Se es persona por el alma humana y por el cuerpo humano.
3. SOMOS TEMPLOS DEL ESPÍRITU SANTO Por: ¿Cómo soy? (1) | Fuente: Catholic.org
Existen muchas personas que no reconocen el valor de nuestro cuerpo como algo sagrado, como parte de nuestro propio ser, como parte de nuestra dignidad, de nuestro valor como personas humanas.
¿Conocen a alguna persona humana sin cuerpo humano? Se es persona por el alma humana y por el cuerpo humano. Por lo tanto, el cuerpo es sagrado, es el medio material que Dios nos ha regalado para poder realizar miles de obras buenas y nunca se le debe despreciar considerándolo como un estorbo o como un objeto con el que puedo hacer lo que se me antoja.
Como ya se habrán dado cuenta, su cuerpo actual es muy diferente al que tenían de niños. De pronto, a los once a doce años empezó a cambiar, interna y externamente. Los cambios externos los han notado claramente, pero no así los internos. Es entre los doce y los dieciséis años la etapa en donde se nota más su crecimiento, su cambio exterior desde tu nacimiento. Es el momento en que maduran físicamente. Esto significa que al final de esta etapa han llegado a ser, en el aspecto físico, unos hombres (o unas mujeres) "hechos y derechos".
En los hombres, el cambio más notable es que aumentó su estatura y su peso; vino el rápido crecimiento de sus huesos largos del cuerpo: un "estirón" repentino. Su voz cambió y se volvió ronca. Se ensancharon sus hombros y se desarrollaron sus músculos. Los "niños flacuchos" que eran hace unos años, de pronto se convirtieron en unos "hombretones fuertes y vigorosos", capaces de realizar los deportes más difíciles y de llevar a cabo los trabajos más rudos. Todo su cuerpo se ha preparado para que puedan llevar a cabo su misión como jefes futuros de una familia, misión que requiere de mucha fuerza y mucha valentía, pues a ustedes, hombres, les corresponderá velar porque nada falte en su familia; no sólo casa, vestido y sustento, sino principalmente la seguridad que solo dan el amor y la disciplina. Por todo esto, es muy importante que aprovechen todas las fuerzas de su juventud para prepararse para ser cada uno, "el mejor de los padres": estudiando, haciendo deporte, trabajando, para fortalecer su cuerpo y su espíritu.
Las mujeres tuvieron también sus cambios, bien diferentes a los de los hombres: aumentó su estatura, mas no tanto como la de ellos, crecieron sus pechos, sus caderas se redondearon haciendo parecer más delgada la cintura y de pronto, las "niñas regordetas" de hace unos años, que jugaban futbol y canicas con los niños, se convirtieron en unas mujeres delicadas y femeninas. Con todos estos cambios físicos, su cuerpo se ha ido preparando para la grandiosa misión de la maternidad: Dios quiso que el cuerpo de la mujer fuera el "nido" caliente y amoroso donde recibieran de Él la vida los nuevos seres humanos, y le dio la forma adecuada y perfecta para que estos nuevos seres se sintieran protegidos y amados desde el momento de su concepción.
Los cambios físicos en las mujeres se notan por fuera y se sienten por dentro: desde que dejaron de ser niñas, habrán notado cambios bruscos en su estado de ánimo: a veces se sienten contentas, y hasta un poco eufóricas y de pronto, sin ninguna razón aparente, les llegan unas ganas enormes de llorar o de enfurecerse contra todo y contra todos, sin saber por qué. Estos cambios de humor son totalmente normales, están causados por los cambios físicos internos que generan una serie de sustancias llamadas hormonas. Pero no porque sean normales debemos permitirlos, haciéndole la vida insufrible a los demás. Estos cambios de humor se pueden y se deben controlar usando la inteligencia y la voluntad.
Como ven, los cambio en los hombres y las mujeres en esta etapa son muy distintos, pero ambos tienen un cambio común: De pronto, después de una época en la que se odian unos a otros, empiezan a sentirse atraídos por las personas del sexo opuesto. Un día se dan cuenta de que la niña que ayer les parecía chocante y aburrida, hoy es la mujer más encantadora del mundo o que el niño que ayer era un brusco y grosero, se ha convertido en el hombre más guapo, galante y cautivador de todo el universo.
"La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma".(Catecismo de la Iglesia Católica n.2332)
Esta atracción que sienten hacia el otro sexo, es buena y querida por Dios, (Él la planeó desde el principio), pero es muy importante que la sepan controlar con su inteligencia y su voluntad para reservar la entrega de su cuerpo exclusivamente a la única persona que se lo merece y que es "aquella mujer" o "aquél hombre" que tal vez todavía no conocen, pero que será algún día su futura esposa o esposo, con la que formarán una familia y a la que le prometerán delante de Dios amarla y respetarla todos los días de su vida.
Cuídense de no confundir la atracción sexual con el amor. Esa atracción poderosa que sienten hacia el otro sexo, puede llegar a formar parte del amor, pero no es el amor, pues el amor no es un sentimiento ni una sensación, sino que es un acto de la voluntad.
Nunca olviden que es mucho más hombre, mucho más valiente, mucho más digno de respeto y admiración, aquél que es capaz de respetar su cuerpo y el de los demás reservando la entrega de su cuerpo hasta el matrimonio, que aquél que no lo cuida, lo irrespeta y falta al respeto a los demos, lo usa a su capricho y no como una persona creada a imagen y semejanza de Dios.
"La pureza de corazón... nos permite considerar el cuerpo humano, el nuestro y el del prójimo, como un templo del Espíritu Santo, una manifestación de la belleza divina". (Catecismo de la Iglesia Católica n.2519)
Tú como católico sabes que tu cuerpo es templo de Dios y que debes respetarlo, pero te encontrarás personas que te digan que debes disfrutar de lo agradable, huyendo de lo desagradable, que no tienes por qué dominarte, que eres "libre" de usar tu cuerpo como quieras, sin compromisos ni ataduras legales ni morales.
No te dejes engañar por estas mentiras, pues acaban con la fuerza de la juventud, la debilitan y la destruyen, convirtiendo a los que se dejan llevar, en títeres de la sensualidad y del egoísmo.
Reflexiona en estas preguntas: ¿Nos dio Dios el cuerpo humano para que lo usáramos y dañáramos a nuestro antojo, o Él espera algo más? ¿Cómo espera Él que cuidemos esos cuerpos maravillosos que Él diseñó?
4.VIVIR LA CASTIDAD ES POSIBLE
Fuente www.religionenlibertad.com Juan García Inza juan.garciainza@gmail.com
Hoy la palabra castidad parece pasada de moda, de otra época, de libros viejos y sermones caducos. Para un gran número de jóvenes y adultos la palabra castidad no existe, no saben lo que es. Y sin embargo es posible y necesaria para vivir como personas libres, que saben gobernar su cuerpo y ver con buenos ojos a los demás. Hoy desde las altas esferas de los gobiernos se fomenta lo contrario. Lo que llaman educación sexual es una información de lo que pueden hacer con el sexo y, por supuesto, sin trabas morales de ningún tipo. El sexo es parte de mi cuerpo, y si soy dueño de él puedo hacer lo que me dé la gana. La cuestión es disfrutar. Si defienden el aborto con el argumento, por otro lado falso, de decidir libremente lo que puedo hacer con lo que hay en mi cuerpo, ¿cómo no van a afirmar que el sexo es un instrumento de diversión de primera magnitud, y además muy barato?
La castidad consiste en el dominio de sí, en la capacidad de orientar el instinto sexual al servicio del amor y de integrarlo en el desarrollo de la persona. A continuación hay una serie de afirmaciones que nos dejarán más claro lo que es la castidad, lo que exige y lo que produce en quienes la practican:
1 «La castidad cristiana supone superación del propio egoísmo, capacidad de sacrificio por el bien de los demás, nobleza y lealtad en el servicio y en el amor».
2 «La castidad es el gran éxito de los jóvenes antes del matrimonio. Es, además, la mejor forma de comprender y, sobre todo, de valorar el amor. No es una negación de la sexualidad, sino la mejor de las preparaciones para la vida conyugal. Porque es un entrenamiento en la generosidad, en el deber y en el dominio de sí mismo, cualidades tan importantes para el ejercicio de la sexualidad humana.
3 «En los jóvenes, la castidad entrena y forma la personalidad. Supone un esfuerzo que va dotando a la persona de solidez en la voluntad y de una sensación de posesión y dominio de sí mismo, que, a su vez, es fuente de profunda paz y alegría Los jóvenes castos, normalmente, son más constantes en el trabajo y en el estudio, tienen más ilusiones, son más idealistas.»
4 «La pureza es una virtud eminentemente positiva y constructiva que templa el carácter y lo fortalece. Produce paz, equilibrio de espíritu, armonía interior. Purifica el amor y lo eleva; es causa de alegría, de energía física y moral; de mayor rendimiento en el deporte y en el estudio, y prepara para el amor conyugal»
La Castidad, aunque para muchos es algo que no se sabe lo que es o es algo anticuado, hoy se está poniendo de moda porque se está recuperando el valor y la dignidad personal.
La Castidad, aunque para muchos es algo que no se sabe lo que es o es algo anticuado, hoy se está poniendo de moda porque se está recuperando el valor y la dignidad personal.
Veamos estos videos, saquemos sus ideas principales y comentemos entre nosotros sus planteamientos:
En este Jason Evert y Crystalina Padilla, dos novios que explican de forma sencilla sus razones para vivir la castidad, sin ningún complejo delante de las cámaras. Con su sesión Amor sin Remordimiento consiguen cautivar al público adolescente. te recomendamos especialmente que entres en su web y mires las argumentaciones acerca de la castidad.
5.SIN SALTAR ETAPAS. (material tomado de Argumets.es)
El título del tema de este bimestre, AMOR EN CONSTRUCCIÓN, nos hace pensar que vamos poco a poco aprendiendo a amar para ir cimentando nuestra vida y construyendo nuestro futuro por ello es importante que nos tomemos en serio eso de crecer y madurar, eso de no saltar etapas: Todo a su tiempo, a su hora. Primero ten amigos, luego vendrá una persona con la que quieras tener algo más serio y profundo en un noviazgo. Con ella soñarás en el futuro y querrás construir una familia estable y duradera bendecida por el matrimonio.
5.1 La amistad
http://www.intermisional.org.co/index.php/herramientas/14-jesucristo-y-la-amistad/file
El hombre ha sido creado como un ser en relación, proyección y realización. Nadie se puede privar de la relación con otras personas. El hombre no es un ser isla que puede mantenerse solitario al tiempo y al espacio en el que vive, crece y se desarrolla. Ya que de cualquier otro modo, no sería posible un crecimiento armónico y un desarrollo pleno, su vivir sería una existencia vacía y sin sentido. Es por eso, que el hombre y la mujer necesitan un mínimo de relación que le permita proyectarse como tal; es decir: si es infante, como niño; si es un adolescente o joven, pues como tal; si es adulto o anciano, pues como corresponde a su edad.
La Amistad pues, no tiene edad, sexo o condición social. Por eso, como valor innato del ser humano de crecer y plenificarse en su relación y realización, la amistad proyecta desde lo más íntimo del corazón y revela lo que es el misterio de cada hombre y mujer, entre quienes se da espontáneamente una auténtica relación de amistad. La amistad entendida así es un DON y un MISTERIO, que no depende de un solo individuo, sino de ambos. La amistad pues, no se inventa, no se obliga, ni mucho menos se anda regalando tontamente. Desde este sentido la auténtica amistad que humaniza las relaciones interpersonales, es la que sólo es posible entre los Seres Humanos, independientemente de la edad, sexo o condición social.
N o podemos creer que yo solo tendré un amigo (a) cuando me nazca tenerlo porque la amistad es un DON, es un regalo que tiene su fuente y culmen en Dios, creador del hombre a su imagen y semejanza (Gen. 1, 26) Sólo Dios Autor de todo el universo, modelo de toda relación divina y humana, entre su Hijo Jesucristo y en comunión con el Espíritu Santo (Jn. 1, 1-10). Por eso, la amistad como DON se AGRADECE, se CULTIVA y se COMPARTE.
SE AGRADECE: Porque ¿Quién es digno de una auténtica y profunda amistad? Amigo solo uno, pues ese uno entre mil es como el número premiado ofrecido en gratitud, que viene a mi encuentro y yo salgo a su encuentro.
SE CULTIVA: Es obvio que todo crecimiento requiere de un proceso, de aquí la necesidad de cultivar la amistad a través del diálogo, la confianza, el respeto mutuo, el cariño, el afecto mutuo, etc. Valores que requieren de una cierta dosis constante de repuesta y entrega personal.
SE COMPARTE: La auténtica amistad siempre es abierta hacia los demás, nunca se cierra en sí misma, debe ser como una célula viva que, se alimenta en si misma y alimenta a los demás, contagiando positivamente a los otros de valores y promoviendo un ambiente sano y fraterno.
5.2 El Noviazgo Por Alejandra María Sosa
https://es.aleteia.org/2017/03/09/los-10-no-del-noviazgo-para-un-buen-matrimonio/
El noviazgo es una etapa muy rica e intensa donde la pareja se prepara para el matrimonio, en el que existen una serie de desafíos a los que se debe hacer frente, especialmente en un mundo erotizado, materialista y alejado de Dios.
Un buen matrimonio depende en gran parte de un buen noviazgo, de que él y ella aprovechen bien ese tiempo para conocerse. Además de amor, ¿qué se necesita para tener un buen noviazgo? He aquí diez recomendaciones que conviene considerar, o los 10 “NO” del noviazgo:
1. NO dejar fuera a Dios. Antes que nada, pregúntale a Dios si tu vocación es el matrimonio. Consulta un director espiritual. Cuando creas haber conocido a la persona indicada, oren juntos, vayan juntos a Misa, encomiéndense a Dios y a María. Antes de casarse, acudan a un retiro para novios. Y después no se atengan a sus solas míseras fuerzas para amarse: no se vayan a vivir juntos ni se unan sólo por lo civil, sino mediante el sacramento del matrimonio, para recibir de Dios la gracia sobrenatural de ser fieles y amarse mutuamente como Dios los ama.
2. NO engañar. Esto abarca dos aspectos. Primero: no finjas lo que no eres. No digas que te gusta lo que no te gusta, que haces lo que nunca haces, etc. sólo para ser como crees que tu novia o novio espera que seas. Descubrirá tu engaño al casarse, y puede ser motivo para separarse. Sé tú mismo, tú misma. Si no es compatible contigo, ni modo, no fuerces las cosas, ya encontrarás a quien lo sea. Recuerda que “siempre hay un roto para un descosido”. Y, segundo: no seas infiel. La infidelidad en el noviazgo es motivo para terminar la relación, porque los novios infieles, suelen ser cónyuges infieles.
3. NO querer cambiar al otro. Hay quien piensa: “mi pareja tiene esta forma de ser, o este hábito, o este vicio que no me agrada, pero yo la voy a cambiar”. Es una falsa expectativa. La gente no suele cambiar. El introvertido nunca se volverá extrovertido; la parlanchina no sabrá quedarse callada; el novio que nunca se acomide a ayudar será un marido haragán; la novia desaliñada será una esposa de bata y pantuflas. Y las características que te molestan en el noviazgo, en el matrimonio pueden aumentar y resultarte intolerables. O le aceptas como es, o no te cases.
4. NO justificar lo injustificable. Si en el noviazgo, cuando se supone que están enamorados y desea complacerte, tiene desatenciones, te deja esperándole y no se disculpa; se la pasa viendo el celular, llega tarde, no te pregunta cómo estás, te calla, te critica, en el matrimonio será peor. No busques pretextos para justificar sus malas actitudes, busca mejor otra pareja.
5. NO violencia. Si en el noviazgo ya hay gritos, malos modos, insultos y hasta golpes, ¡hay que salir huyendo! Un novio que te levanta la voz, será un esposo que te levantará la mano; una novia que te humilla ante tus amigos, será una esposa que te humillará ante tus hijos. ¿A qué arriesgarse a casarse con alguien que puede poner en riesgo tu integridad y la de tu familia?
6. NO relaciones sexuales. El sexo es fabuloso. Decir esto parecería razón para practicarlo en el noviazgo, pero es justo lo contrario: puede hacer que una pareja crea que son compatibles, cuando en realidad sólo lo son en la cama. Un amante habilidoso no necesariamente es un buen esposo. Y hay muchos momentos en el matrimonio en que no será posible tener relaciones sexuales, así que si el sexo es lo único que los une, su relación irá a pique.
La relación sexual está pensada para ser una donación total entre esposos que prometen, con la gracia de Dios, amarse toda la vida. No hay que banalizarla adelantándola, ni arriesgarse a un embarazo no deseado. Y, sobre todo, no hay que olvidar que para unos novios católicos tener relaciones sexuales pre-matrimoniales no es algo que alguien pueda autorizar. Hoy hasta regalan condones para dar vía libre a unas relaciones que son pasajeras peor que ponen en juego toda tu vida.
7. NO desoír opiniones y consejos. Por tener una visión desde fuera, puede suceder que tus familiares y amigos capten actitudes de tu pareja que tú no has percibido. “ay, mijita, tu novio toma demasiado”, “ay, hijo, ella trata muy feo a su mamá”, “oye, amiga, como que tu novio es ojo alegre, lo he visto coqueteando…”; “”parce”, me late que esa china sólo te busca por tu dinero, se la pasa haciéndote gastar…”; “uy, le vi fumando mariguana”. Presta atención, no cierres los oídos. En los procesos de declaración de nulidad matrimonial, suelen preguntar cuál era la opinión de quienes rodeaban a los novios. Y es casi seguro que hubo muchas críticas que fueron desoídas…
8. NO suponer, mejor preguntar. El noviazgo es un tiempo para conocerse, para hablar, hablar y hablar de todos los temas habidos y por haber, para preguntar. Muchos matrimonios se rompen porque no descubrieron a tiempo que pensaban muy distinto: “¡creí que sí querías tener hijos!”; “¡no pensé que te molestara que trabaje!”; “¡no sabía que tu mamá vendría a vivir con nosotros!”. Más vale dialogar que lamentar.
9. NO dejar de considerar a la familia. No sólo hay que fijarse en la pareja, sino en su familia. ¿Cómo es?, ¿cómo se llevan sus miembros entre sí?, ¿cuáles son sus valores? Recuerda que muy probablemente tendrás que convivir con ellos en Navidad, año nuevo, cumpleaños, aniversarios, algunos fines de semana, etc. Sus papás serán abuelos de tus hijos, y tus cuñados, sus tíos; querrán pasar tiempo con ellos, ¿qué clase de ejemplo les darán? ¿Es ésta la familia a la que quieres pertenecer?, ¿o vas a discutir y a pelearte cada vez que tu cónyuge la quiera ver?
10. NO sólo buscar “que te haga feliz”. Muchos se casan pensando: “ésta me hará feliz” (porque es bonita y puede lucirla en las fiestas de la oficina, o porque cocina rico, o es hacendosa), o éste me hará feliz, (porque es tan guapo que sus amigas la envidiarán; o porque gana tanto que podrá darle una vida de lujos). Buscan la pareja que los haga felices. Pero si la bonita se pone fea o se enferma, al guapo le sale panza, o pierde el trabajo, ya no “hace feliz”, es hora de descartarlo. La motivación para casarse no debe ser “que me haga feliz”, sino “quiero hacerle feliz”. Y qué mayor felicidad que santificarse mutuamente para llegar al cielo. Si tanto él como ella dicen: “le amo tanto que quiero dedicarme a que sea feliz aquí y por toda la eternidad”, eso sí que con la ayuda de Dios, se puede lograr pase lo que pase, en la salud y en la enfermedad, en lo próspero y en lo adverso, hasta que la muerte los separe en este mundo y puedan reencontrarse en la vida eterna para siempre.
5.3 El Matrimonio
Este tema lo desarrollaremos con el artículo El matrimonio no es Hollywood Por Jesús Llopis - 17 enero, 2017
“El otro día, una amiga que se ha casado hace poquito me decía: “En los cursillos prematrimoniales el cura nos ha tenido engañados. El matrimonio es algo muy grande, sí, pero de bonito tiene poco…”.
Entendí la visión del matrimonio que me quería transmitir recordando algunas escenas de las películas de Hollywood, esas que acaban con el apasionado beso de sus protagonistas bajo la leyenda: fueron felices y comieron perdices. Claro, deduje. Mi amiga es que pensaba que casarse era eso, ese flechazo que es lo que en el cine se nos muestra…, pero no la vida matrimonial que hay después. Y es que al matrimonio uno no va a enamorarse, sino a amar enamorado, que es muy distinto.
Me decía ese mismo día… “yo es que me casé porque estaba enamorada y pensaba que después mi Manolo cambiaría, pero mira… 3 meses y todo sigue igual”. Claro, volví a pensar. Aquí está el problema: el enamoramiento, las mariposas en el estómago que antes o después (casi siempre) pasan, el querer hacer al otro “a tu manera” –aunque pienses que es “por su bien”-. Y es que el amor es algo mucho más grande, es querer al otro como es.
Para eso hoy te lanzamos un reto: que vayas al matrimonio sin otro objetivo que el de hacer feliz a la otra persona tal y como es, con sus virtudes y con sus defectos que has debido descubrir durante el noviazgo. ¡Fijaros que actitud más generosa es querer al otro también con sus defectos! Y es que además… si él o ella no tuviera esos defectos… ¡te habrías casado con alguien distinto a la persona de la que estabas enamorada! Ella y él son como son por esos defectos que a ti te enamoran.
Ese amor del que os hablamos exige en primer lugar renuncia y olvido de uno. Sí, sí, estáis leyendo bien… porque la máxima felicidad tuya viene del ver feliz a la otra parte. Por tanto, el matrimonio además de grande, también puedes convertirlo en bonito si vas a él con esa capacidad de entrega. Entrega generosa –sin esperar nada a cambio-, paciente –porque es cierto que la convivencia cuesta- y sobre todo: total –sin reservarte nada para ti-, y que la otra persona te devolverá incluso aumentado porque entiende el matrimonio igual que tú.
De todos es sabido que, cuando uno entrega algo con el corazón, le resulta mil veces más bonito dar que recibir. No hay más que pensar en el último regalo que has hecho poniendo toda tu ilusión en ver y hacer feliz a la otra persona. El matrimonio es ese regalo continuo del día a día a base de pequeñitos detalles que enamoran. Ese regalo que a su vez debes saber encajar y agradecer como algo maravillo venido de alguien que te quiere, que lucha por amarte y donde su intención cuenta mucho más que el detalle en sí.
El amor lo describe muy bien esa escena de Notting Hill. El amor es la donación de lo que somos, no de lo que aparentamos o lo que mostramos en las redes… Julia Robers le dice a Hught Grant: sólo soy una chica delante de un chico pidiendo que la quiera… (como soy)”:
5.4 Una invitación
Luego de trabajar lo que llevamos de año sobre la familia, sobre la creación del hombre y la mujer para formar familias, no es raro que nos preguntemos qué pasa entonces con los sacerdotes y las religiosas… ¿Es que ellos no están también llamados a formar una familia? ¿Por qué no se casan y tienen hijos? Este es un tema muy interesante y se responde de la siguiente manera: Cada persona, cada uno de nosotros tiene una “vocación” determinada, una manera concreta de vivir la vida según el querer de Dios que es quien en definitiva nos llama a cada uno de nosotros.
Sí, «El Señor sigue llamando hoy para que le sigan. No podemos esperar a ser perfectos para responder con nuestro generoso «aquí estoy», ni asustarnos de nuestros límites y de nuestros pecados, sino escuchar su voz con corazón abierto, discernir nuestra misión personal en la Iglesia y en el mundo, y vivirla en el hoy que Dios nos da».
¿Qué es la vocación? Dios, que ha creado al hombre por amor, lo ha llamado también al amor, vocación fundamental e innata de todo ser humano, porque el hombre fue creado a semejanza de Dios, que es amor. Desde su nacimiento, cada persona está llamada al Cielo, a estar con Dios y disfrutar de su amor eternamente. ¿Cómo llegamos a él? ¿Qué debemos hacer? ¿Cómo tenemos que vivir? Son preguntas que se responden desde la misión que Dios tiene para cada uno de nosotros. Esa misión, ese llamado de Dios, es lo que se conoce como vocación.
¿Todos tenemos vocación? Sí, todos hemos sido creados por Dios con un propósito y un fin. Dios ha querido para cada uno un proyecto único e irrepetible, pensado desde toda la eternidad: «Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré» (Jeremías 1, 5)
La vocación común de todos los discípulos de Cristo es vocación a la santidad y a la misión de evangelizar el mundo. Dentro de esta vocación común, Dios invita a cada uno a recorrer la vida junto a Él por un camino concreto. A algunos llama al sacerdocio, a otros a la vida religiosa, y a otros, los laicos, los llama a encontrarle en la vida ordinaria, siendo solteros o en la vida matrimonial.
“Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega. ¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador? Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus intereses personales”. Gaudete et Exultate, 14
Sabiendo esto, ya podemos comprender la vida de los sacerdotes y los religiosos… Es una llamado que Dios hace a algunos hombres y mujeres invitándoles a dejarlo todo para “consagrarse” sólo a su servicio. Esta es la Vocación religiosa.